Ojalá pudiera decir que te perdí, al menos así sentiría que mi dolor significa algo... Pero la realidad es que nunca te tuve.
Nunca fuiste mío. Incluso cuando yo te entregué cada pequeña parte de mi.
El triángulo amoroso narrado desde la perspectiva...
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𝑑𝑖𝑒𝑧 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑦𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑑𝑜𝑠 𝑚𝑖𝑙 𝑑𝑖𝑒𝑐𝑖𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒
I think it's fearless to fall for your best friend..
TW: contenido sexual consensuado explícito.
Ella miró con suavidad su cuerpo desnudo aperlado por una fina capa de sudor. Era azul celeste. Así lo sintió cuando lo vio respirar con delicadeza mientras su semblante se relajaba y hacia micro-expresiones adorables.
Siempre supo que sería él.
La manera en la que la miraba, como la tocaba, como ella lo sentía justo en la parte en donde su espíritu se conectaba con sus huesos mientras él se expandía con toda su esencia como si fuera una enredadera.
Nunca vio el veneno de sus espinas, se dejó fascinar por la maravilla de sus encantos masculinos, por su rostro inocente y por cada parte de él que le daba.
-Buenos días -murmuró con una sonrisa cuando él despertaba.
James la abrazó con fuerza mientras intentaba despabilarce.
Algo se sintió incorrecto para él... Algo no encajaba.
Se dio cuenta entonces de que no estaba abrazando a Betty.
-Buenos días linda -respondió el moreno.
August sintió su corazón latiendo con fuerza en su pecho... la estaba abrazando... ¡la estaba abrazando! se sentía tan íntimo que parecía irreal. Ambos desnudos, con el sol siendo único testigo de esa unión resplandeciente y esa complicidad innata.
-¿Qué hora es?
-Casi las seis de la mañana.
-Mierda -James se levantó en seguida de su letargo y comenzó a sacar ropa de su armario.
-¿Qué sucede? -preguntó August de manera inocente. Se sentó en la cama cubriendo su cuerpo con las sábanas.
-Tienes que irte ahora -dijo sin más-, mis papás estarán aquí en cualquier momento, maldita sea, no pueden vernos juntos.
La burbuja que contenía su fantasía se desbarató en ese momento.
Ella no era Betty.
Fue como si todo comenzara a pesar. De pronto se dio cuenta de las fotografías que había en toda la habitación... Betty, Betty, Betty. Ella mostraba su sonrisa deslumbrante en cada una de las imágenes, con esa estela de perfección que solo ella tenía...
Ella no era Betty.
Sintió su garganta cerrándose y los ojos cosquilleándole. Asintió levemente para después empezar a buscar su ropa en el suelo.
