𝓐𝓹𝓪𝓻𝓮𝓬𝓲𝓸

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— ¡Vamos, para! — la risa de la mujer inundaba el lugar. — No hagas cosas embarazosas cuando estamos afuera. — a pesar de sus quejas su rostro mostraba una gran sonrisa y su mirada demostraba ternura.

«Siendo empalagosos a primera hora del día» — por unos momentos el rubio vio con envidia al hombre de la relación sin embargo al mirar más detenidamente a la pareja solo pudo suspirar; en la mano de la mujer se notaba un hilo largo y en la del joven un hilo que parecía roto.«Ellos ni siquiera están unidos.» — dejo de mirar a la pareja y se dispuso a continuar con su camino.«El hilo de ella ya está unido al de alguien más, su romance está por terminar.» — conocía bien cómo funcionaba todo ese asunto porque desde que podía recordar era capaz de ver el "hilo rojo del destino".

Su desgracia mayor en la vida era esa habilidad.

"Cuando crezcas conocerás al amor de tu vida y podrás casarte con ella, ambos estarán unidos por el hilo rojo del destino."

Recordaba que en su infancia su madre le dijo aquellas palabras, pero a pesar de que sonaban tan lindas siempre fue consiente que el hilo de ella no tenía un final, no estaba unido a nada a diferencia del de su progenitor. No sentía un gran aprecio por ese hombre aunque no pudo evitar sentirse extraño cuando de la nada consiguió otra mujer y los boto a su madre y a él de su casa. La mujer aparentemente tenía el otro extremo del hilo y a partir de ahí ver romper a las personas solo por no estar unidas por el hilo se había hecho algo común-

«Me pregunto si es un capricho de los Dioses.» — se detuvo y alzo su mano para poder mirarla, su hilo estaba "roto" como el de su madre, solía llamarlo de esa forma, un "hilo roto" aunque sabía que si una persona lo tenía de esa forma solo significaba que aún no formaban la conexión con otra persona.

En su tercer año de universidad Sanji todavía no se había topado con la persona y situación que haría aparecer la otra parte de su hilo, "el amor de su vida" seguía siendo un misterio y no sabía con exactitud qué tan bueno o malo era eso.

— Sanji, ¿Cómo estás?

Esa voz dulce lo saco de sus pensamientos.

— ¡Vivi-Chan!

Sus problemas y quejas relacionados al hilo rojo se esfumaban en el preciso momento que ella se cruzaba en su camino.

— ¿Ya terminaron tus clases, Vivi-Chan?

Sin lugar a dudas estaba enamorado de la joven peli-azul.

— Si y supongo que tú vas en estos momentos a la reunión de comité.

— ¿Quieres qué vallamos juntos?

— Debo entregar un par de encomiendas, puedes irte primero, llegare después. — se despidió con la mano y una sonrisa para caminar lejos de ahí

— ¡Nos vemos después, Vivi-Chan!

Nefertari Vivi, llevaba dos años de haberla conocido o dicho de otra forma dos años desde que se enamoró unilateralmente de ella, no perdía tanto la esperanza porque esa joven (al igual que él) poseía un hilo invisible, si la vida lo unía a ella quizá ese hilo no sería tan malo.

«Si, Vivi-Chan se enamorara de mi yo sería muy feliz.»

"Bling"

— La reunión. — el sonido solo podía significar que un mensaje acababa de llegarle; sacó su móvil de sus pantalones para quedarse estático. — «Mi hilo acaba de aparecer.» — por unos segundos se le olvido como respirar. Sus ojos viajaron por el camino que el hilo guiaba.«Vivi-Chan acaba de irse por ese camino, ¿Podría ser? ¿Será posible?» — corrió lo más rápido que pudo, su corazón latía con fuerza y sentía que en cualquier momento podría salirse de su pecho. — ¡Vivi-Chan! — llego al lugar que el hilo le indicaba y pudo ver el final, pero atado a este no encontró a esa hermosa mujer, la mano a la que se encontraba al otro extremo era más tosca y le pertenecía a un hombre; el celular que aún continuaba en su mano de pronto cayó al suelo por la sorpresa.

𝓗𝓲𝓵𝓸 𝓻𝓸𝓳𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora