𝓠𝓾𝓲𝓮𝓻𝓸 𝓪𝓽𝓮𝓼𝓸𝓻𝓪𝓻𝓽𝓮

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— ¿Una fiesta de cumpleaños?

— ¡Si! — respondio la peli-azul con una sonrisa. — Conoci a Deuce en la mañana, cuando lo vi note que estaba cargando una gran caja y se notaba pesada. Le pregunte a donde iba porque parecia demasiado para que él pudiera con eso por mucho mas tiempo y asi fue como me entere que era amigo de Ace y estaba llendo a organizarle una fiesta por su cumpleaños. — una situación muy cómica para ella por alguna razón. — No podemos hacer nada por hoy porque lo celebrará con sus amigos, pero hable con los demás y pensamos que sería buena idea reunirnos en su casa y convivir un poco con él por la fecha, no estas ocupado ¿verdad, Sanji?

— No, para nada. — se limito a sonreir, a esa mujer no podía negarle nada. — ¿Te parece si cocino un pastel? o quizá podría conseguirle un presente.

— Law y Usopp se encargaran de los bocadillos y Nami y yo del regalo. — señalo a la otra mujer quien no cambio su expresión neutral. — Sino es mucha molestia nos gustaría que llevaras algo de cerveza.

— Cuenta con ello, pero jamás he ido a casa de Ace. — afortunadamente, asi lo consideraba. — Necesitaría indicaciones de tu parte, Vivi-Chan.

— ¡Claro! ¿hayas con el edificio que esta frente a la estación de tren más cercana de aquí?

— Si. — un edificio bastante ostentoso.

— Ace vive en el piso más alto de ese edificio.

«Ultimo piso.» — ni siquiera podía imaginar lo costoso que era ese lugar.

— Por lo que escuche... — Nami por fin se dispuso a hablar. — Él vive con su hermano mayor y la pareja de este, su hermano es médico o algo así, pero por el momento Ace esta viviendo ahí solo porque su hermano se fue de vacaciones al extranjero, se nota que le va bien en la vida a ese tipo, es genial.

— Definitivamente.

«Es jod¡d∆mente rico, puede comprarse cientos de camisas nuevas.» — estaba mas centrado en sus quejas por una camisa que ocasiono un beso que en la conversación realmente. 

— Entonces quedamos en eso Sanji. — se despidió con su mano y una sonrisa. — Nos vemos mañana.

— Ah, si. — esperaba que no hubiesen dicho nada importante mientras se notaba ido. — Adiós, cuídense Nami-Chan, Vivi-Chan. — «Asi que hoy es su cumpleaños.» — sus pies iniciaron a moverse por inercia. — «No tenía ni idea.» — no era algo que debiera molestarlo, pero... — «Todo el tiempo está molestando con que me ama y yo no se absolutamente nada sobre él.» — simplemente no podía evitarlo, había un sentimiento de inconformidad en su ser.

¿Era malo no saber nada de Ace? ¿Eso lo hacía mala persona aunque su meta era no relacionarse con él? ese sujeto no era desagradable y siempre se preocupaba por él, quizá había detalles como ese que tenía un deber de hacerse conocedor.

Sus pies solo se detuvieron cuando algo lo obligo a regresar un par de pasos por chocar, contrario a lo que parecería el responsable fue demasiado suave.

— Lo siento. — el hecho que el responsable de todo fuera un oso (exageradamente grande) de peluche lo asusto por un par de segundos.

— ¡San-Chan! — el oso bajo rápidamente para reposar en el suelo dejando a ver al pecoso y su deslumbrante sonrisa.

«Dan mucho miedo los efectos secundarios de este hilo.» — como para encontrarselo segundos después de pensar en él eran muy extremistas.

— Fue un regalo de mis amigos.

— ¿Eh?

— El oso. — palmeo la enorme cabeza del peluche. — Me refiero al oso; esos ¡d¡ot∆s me dijeron que era un regalo interesante. — sino hubiera sido porque todos comenzaron a reirse en el momento que lo abrió posiblemente pudo haber considerado que era un gran obsequio.

𝓗𝓲𝓵𝓸 𝓻𝓸𝓳𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora