02 : My tears is another word of my Pain.

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Stan Marsh suele ser de esas personas que mantienen la compostura ante cualquier situación, sus padres le enseñaron eso "demostrar emociones fuertes puede ser algo malo" y vaya que tenían razón, pues, actualmente su enojo rebasaba el límite y ese sentimiento era nuevo para el de cabellos negros. Su mente maquinaba todo aquello que el chico le había profesado, llegando a la conclusión de que era una idiotez. ¿Creer eso? Una tontería absoluta, mentiría si en ese momento negase que quería golpear a Gary, un charlatán demasiado... ¿Interesante?

Suspiró profundamente, intentando calmar su mente y mantenerse sereno ante la presión que le resultaba pensar en las palabras de su compañero, no había que darle vueltas al asunto, eso de por sí era algo absurdo. Su desconcentración fue mucha, ya que había incluso llegado a su hogar, al parecer sí le había alterado lo suficiente como para mantenerle así de pensativo y un tanto nervioso.

─ Madre, buenas tardes. ─ Saludó a la mujer que se encontraba en la entrada de su domicilio, tan atractiva como siempre, portando un hermoso vestido color rojo, su maquillaje y cabello era deslumbrante e impecable, seguramente iría a una cena de negocios con Randy, ¿Verdad? Eso fue lo que pensó hasta que vió a su chófer predilecto empacando un par de maletas en el baúl de su elegante auto negro, su piel se heló momentáneamente, ¿Por qué comenzaba a reconsiderar las palabras de Harrison?

─ Stanley, qué agradable sorpresa. Llegaste temprano, creí que irías a casa de los Broflovski. ─ Recapituló Sharon, acariciando la cabeza del menor de sus hijos, el cual solo le dedicó una sonrisa. ─ Sí, bueno, Kyle tenía otros planes... ─ Le informó a su madre, para después seguir hablándole, tal vez no debió intuir tanto en la predicción que el rubio le había dicho. ─ Mamá, ¿Irás a una fiesta o algo? Luces hermosa, incluso más que siempre. ─ No desperdició la ocasión para recalcarle a su progenitora lo bella que lucía, claro que ella respondió. ─ ¿Crees que me veo bien? Gracias, querido. Tu padre tiene mucho trabajo por hacer, así que ese no es el caso. ─ Y ella retiró su mano de su pequeño hijo, este respondió sin duda. ─ ¿Entonces... Cuál es? ─ De cierta manera, ya comenzaba a asustar la respuesta que podría darle. ─ La revista SOME ON quiere que yo sea su portada para el próximo lanzamiento, viajaré para hablar con los ejecutivos y organizar la sesión de fotos, será un viaje un poco largo pero, sé que Shelly cuidará bien de ti y podré sacarle provecho al máximo. ─ Ante la inocente respuesta de su madre, Stan ya comenzaba a preocuparse ¿Gary estaba acosando a su familia o algo? ¿Él tenía que ver con el contrato reciente de ella? Tragó saliva y continuó preguntándole acerca del posible viaje. ─ Ma' ¿A qué lugar debes viajar? ─ Ella pensó por un segundo. ─ Manhattan, mi vuelo saldrá a las 4:35 o 4:40 y por esa razón debo apurarme, es una muy buena oportunidad para mi imagen. ─ La joven madre estaba orgullosa y entusiasmada por su nuevo empleo, pero... Su hijo estaba con la mirada baja, estático en su misma posición, al parecer se comenzaba a notar el peligro y las creencias de que algo malo iba a pasar. ─ Mamá... No vayas. ─ Susurró Stan a la atractiva fémina, quien arqueó una ceja como gesto de confusión. ─ ¿Hijo, qué estás di- ─ Ahora un alterado Marsh daba la respuesta a su petición. ─ ¡No vayas a ese vuelo al menos! ¡No quiero! ─ Exclamó, abrazándose a la figura materna que solo le miraba confundida y preocupada. ─ Stan, ¿Ocurrió algo en la escuela? Sabes que si fue eso cancelaré todo e iré a hablar con el director al respecto. ─ Un buen punto a favor de todo esto es que la castaña siempre ha sido una madre muy amorosa y atenta a cualquier cosa que sus dos hijos necesitaran, si ellos requerían de su tiempo, cariño y atención, allí estaría. ─ Es que... Hubo alguien que me dijo cosas horribles y luego robó mi cuaderno de historia, es de un grado más elevado y solo me quiere hacer daño. ─ Se excusó en la mentira más convincente, manipular a su propia madre no era lo que tenía en mente, pero, rogó que aquello dicho por Gary fuese verdad, porque de lo contrario debería sobornar a algún estudiante para que fuese el papel del malo en su historia, o simplemente admitir la verdad y el hecho de que había arruinado una exitosa oportunidad para la de cabellos castaños.

─ No permitiré que cualquier persona se meta con mi pequeño, no. ─ Se decía a sí misma mientras repartía cuidadosas caricias sobre la espalda del adolescente. ─ Señor Burger, baje mi equipaje, cancelaré mi viaje, no puedo dejar a mi hijito así. ─ Vaya que Stan sí era un niño consentido, una más de sus ventajas salía a la luz, al menos ya no debía preocuparse por ese vuelo... Tan solo debía esperar.

Gary, después de recomponerse un poco, caminó con dirección a su cómodo hogar, no quería estar allí pero, no es como si tuviera otro sitio dónde quedarse o con quién hablar, la soledad era cada vez más devastadora. ─ Mamá, he llegado de la escuela. ─ Se refirió a su progenitora, buenos modales jamás le han faltado. La mujer por su parte, solo bebió un trago más de su botella, ignorando por completo a su hijo, manteniendo fija su mirada en la televisión, que pasaba un show de subastas.

Un suspiro se esfumó de la comisura labial del muchacho y como último recurso, se fue a su cuarto. Habían algunas realidades que podría él tomar como realmente muy, muy jodidas, el simple hecho de saber cómo llegaría el final de una persona era una de ellas, eventos que acontecían cada miserable día y que por más que se esforzase, no podía evitar sin antes asumir las dolorosas consecuencias, se sentía triste por no cumplir el deber que se supone debía realizar.

- Stanley... Estaba tan bien portado como siempre, incluso molesto no deja de verse estupendo. - dijo, dejando caer todo su cuerpo en la cama, repasando sus recientes memorias hechas con Stan, un nuevo suspiro se escapó de su parte.

Luego de un par de minutos cerró sus ojos, cambiando la imagen de su amor no correspondido por oraciones, oraciones para que la Señora Marsh estuviera bien, para que Stan pudiera hacer algo por ella, incluso él mismo lo haría, pero... ¿No sería muy raro que un tipo desconocido le dijera semejante barbaridad? Si Stan lo había dicho, ¿Por qué sería diferente con ella? Solo le quedaba tener fe y esperar satisfactorias noticias.

En la estancia de los Marsh, las cosas yacían precipitadas, pues Stan, sentado y tembloroso, esperaba la hora del supuesto "accidente" con miedo, ¡Sí, miedo! Ni siquiera él entendía el por qué de aquel sentimiento.

Miró su reloj por décima quinta vez, solo faltaban unos minutos para que "eso" ocurriera, se prometió mentalmente no volver a hablar con personas extrañas de no ser cierto. - Solo un poco más y esta mierda va a terminar, tranquilízate un poco, Stan. ¡Ahhhhh! Estoy hablando conmigo mismo, ¿Qué carajo? - Se reprendió al percatarse de cómo literalmente estaba enloqueciendo, tanto así que usó su teléfono para llamar a Kyle, no aguantaba sentirse así de estúpido. - Viejo, necesito hablar con alguien, me estoy viviendo lo- - pero fue interrumpido por el grito de Sharon, quien la llamaba con sorpresa e histeria:

- ¡Stan, Shelly, oh Dios mío! - fue lo que se escuchó por parte de la modelo. - Amigo, ¿Qué le ocurre a tu mamá? Parece molesta o... No lo sé. - Intentaba Kyle comunicarse. - ¡Finalmente pasó! Te llamaré luego. - Y canceló la llamada, sin darle la oportunidad al pelirrojo de contestar, así que éste último le restó importancia y continuó haciendo su tarea, porque así de responsable se supone que es el mayor de los Broflovski.

Con la mayor rapidez que le fue posible, Stan llegó con la mujer que le llamaba, y bueno, la sorpresa era más que esperada pero aún así... Lo que veía le estaba desconcentrando.
- Stanley, ese era mi vuelo... - Los ojos de la fémina permanecían clavados en la televisión, aquella estaba anunciando la noticia más reciente, un accidente aéreo. Ambas chicas mostraban impresión por la "suerte" que habían tenido, su madre no abordó ese vuelo, una increíble casualidad, eso pensaban, pero el pelinegro estaba enmendado en otros pensamientos, sí, efectivamente le dió todo el crédito a Harrison, si él no se lo hubiera comunicado, lo más probable sería que en este momento hubiera ocurrido una catástrofe familiar.

- No puedo creer que si no fuera por éste mocoso, tú estarías... - Mencionó estupefacta la hija mayor, pues aunque ella fuera rígida y para nada sentimental, esto logró impactarla a tal nivel que había olvidado que su relación con Stan no era la mejor, le estaba agradecida.

En la presente noche, la familia Marsh pasó por tal vez el peor susto de su vida, ¿Quién imaginaría la clase de suerte que tienen? Todos repetían como si fuera el coro de una canción, más nadie sabía la verdad, nadie conocía la azaña que Gary había armado minuciosamente, pensando y retándose a sí mismo, aunque tuviera que cargar con un agotador peso, ¿En qué consistía esto último? Bueno, es un poco complicado de explicar pero en resumidas cuentas, el rubio pudo sentir como la castaña fue salvada. Los intensos dolores comenzaron a brotar, su pecho dolía, como si alguien estuviera arrancado su corazón sin ninguna clase de anestesia, este era el precio de conseguir salvar la vida de un ciudadano más, tratándose de una persona importante para quien en ese momento, significaba su todo.

❝Premonition❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora