Sentí un ruido suave proveniente de la puerta, pero no le presté atención y seguí durmiendo. Apenas un par de minutos después, alguien, que seguramente sería mi hermano, entró y abrió las cortinas de golpe, permitiendo que la luz del sol inundara mi habitación y me cegara por completo.
—¡Arabella, despierta! Hoy es el gran día, llegan los hijos de los villanos —me informó Ben con entusiasmo.
—¡Cierra las cortinas! ¿No ves que me estás dejando ciega? —protesté, cubriéndome la cara con las sábanas para bloquear la luz.
—¡No, señorita! Aunque te deje ciega, te tienes que levantar —Ben me quitó las sábanas de un tirón y, para empeorar las cosas, me lanzó una almohada que impactó justo en mi cara.
—¡Aaaah! ¿Pero qué tipo de despertar es este? ¡Has declarado una guerra de almohadas, querido hermano! —Cogí otra almohada de mi cama y se la lancé de vuelta, despeinándolo por completo. No pude evitar reírme al ver su pelo todo desordenado, hasta que nuestra madre entró en la habitación, interrumpiendo nuestro caos matutino.
—Ben, Audrey te está esperando abajo. Y, por favor, peínate bien, estás hecho un desastre —dijo mi madre, mirándome a mí de reojo, mientras yo me reía por lo bajo.
—Y tú, Arabella, vístete ya y recoge todo este desorden —me ordenó con una mirada severa.
—¡Pero mamá, fue Ben quien empezó! ¡No es justo que lo tenga que recoger yo sola! —exclamé, señalando a mi hermano.
—Yo me voy abajo, Audrey me espera. Nos vemos luego —dijo Ben rápidamente, marchándose antes de que mamá pudiera agregar algo más.
—Esto no quedará así, hermanito —murmuré mientras lo veía salir de la habitación con una sonrisa traviesa.
En lo personal, Audrey nunca me había caído del todo bien. Era manipuladora y siempre encontraba la manera de salirse con la suya. Cuando mi hermano anunció que estaba saliendo con ella, no me hizo demasiada gracia, pero aun así lo apoyé porque es mi hermano, y eso es lo que se hace.
Una vez vestida, me dirigí a la entrada de la Academia de Auradon, donde recibiríamos a los hijos de los villanos. Me coloqué al lado de Ben justo cuando la banda de música comenzó a tocar, lo que indicaba que la limusina había llegado.
No pasaron ni segundos antes de que dos chicos cayeran del coche, peleando por lo que parecía ser una manta. Sonreí al ver la escena tan ridícula y graciosa.
—¡Dejen todo en su sitio, es decir, todo! —ordenó el Hada Madrina, señalando al chico alto con una gorra que levantó la mirada, cruzando nuestros ojos. Nos quedamos mirándonos fijamente, como analizándonos el uno al otro, hasta que el Hada Madrina rompió el silencio.
—Bienvenidos a la Academia de Auradon. Soy el Hada Madrina.
—¿La del bíbidi-bábidi-bú? —preguntó la chica de cabello morado, su tono lleno de curiosidad.
—Correcto, bien dicho —respondió el Hada Madrina con una pequeña sonrisa.
—Siempre me he preguntado cómo se sintió Cenicienta cuando usted apareció de repente con su encantadora sonrisa y su brillante varita —añadió la pelimorada, claramente disfrutando de su curiosidad.
—Eso fue hace mucho tiempo. Como siempre digo, no te quedes en el pasado o te perderás el futuro —contestó con serenidad.
Ben dio un paso al frente para presentarse, y yo lo seguí, aunque me quedé un poco más atrás, observando con atención.
—Hola, soy Ben y ella es mi hermana Arabella —comenzó mi hermano.
—El príncipe Benjamín —interrumpió Audrey con su habitual tono pomposo. En ese momento, una chica de cabello azul se adelantó.
—Con "princesa" me basta. Mi madre fue reina, lo que me convierte en princesa —dijo la chica de manera decidida, haciendo una pequeña reverencia.
—Aquí la Reina Malvada no pertenece a la realeza, y tú tampoco —respondió Audrey con tono sarcástico.
—Bueno, su madre se casó con el padre de Blanca Nieves y, cuando él murió, su madre quedó como reina. Así que, técnicamente, ella sí es princesa —intervine, guiñándole un ojo a la chica de cabello azul, quien me devolvió una sonrisa. Audrey, en cambio, me dirigió una mueca forzada.
—Bueno, ella es Audrey —mi hermano continuó con las presentaciones, intentando suavizar el ambiente.
—Princesa Audrey, y su novia, ¿verdad? Beni-boo —murmuró la pelimorada, y yo solo pude rodar los ojos ante tal comentario.
—Ben, Audrey y yo seremos sus guías. Las puertas de la sabiduría nunca están cerradas, pero la biblioteca abre de 8:00 a 11:00. Soy muy estricta con el toque de queda —dijo el Hada Madrina antes de retirarse.
—Me alegra mucho conocerlos —dijo Ben, acercándose a saludar al chico alto, pero este solo levantó el puño, rechazando su saludo. Luego, Ben saludó a Mal, quien lo aceptó aunque con cierta frialdad.
Yo también me acerqué a saludar, observando al chico que había rechazado a Ben. Para mi sorpresa, me extendió su mano y la acepté, sintiendo una leve corriente eléctrica recorrerme al contacto. Nos miramos de nuevo, pero esta vez su mirada era más intensa, con esos grandes ojos marrones que parecían penetrar más allá de la superficie.
—Este es un momento importante, que pasará a la historia como el comienzo de algo nuevo —dijo Ben, sacándome de mi pequeño trance. Con delicadeza, solté la mano del chico, aunque una parte de mí deseaba mantener el contacto un poco más.
Después me acerqué al chico de cabello alvino, quien tenía manchas de chocolate en la cara. Saqué un pañuelo de mi bolsillo y se lo tendí.
—Toma, para que te limpies —le dije con amabilidad, ofreciéndole una sonrisa.
—Gracias... —respondió, limpiándose el rostro. Yo me giré hacia la chica de cabello azul, que me sonrió.
—Gracias por lo de antes —me dijo. Yo hice una pequeña reverencia.
—De nada, princesa.
—Oh, enseñar a cuatro personas dónde están los servicios... ¡vaya comienzo épico! —ironizó la pelimorada, interrumpiendo la breve interacción.
—He exagerado un poco, ¿verdad? —preguntó Ben, notando el sarcasmo en su tono.
—Sí, un poco bastante —respondió la chica de cabello morado, divertida.
Ben rió nerviosamente, pero Audrey no se quedó atrás.
—Tú eres hija de Maléfica, ¿verdad? No culpo a tu madre por casi matar a la mía. Mi madre es Aurora, la...
—La Bella Durmiente, sí, me suena —interrumpió Mal, sin perder el tono sarcástico—. Yo tampoco culpo a tus abuelos por invitar a todo el mundo a ese estúpido bautizo, menos a mi madre.
—Eso es agua pasada —dijo Audrey con una sonrisa tensa.
—Totalmente —respondió Mal con una sonrisa igual de falsa.
Me quedé observando la escena, pensando en lo interesante que sería este "nuevo comienzo" para todos.
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JAY Y TU { DESCENDIENTES}
Adventure~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Ella sabía que él era el villano, el hombre temido por todos, pero cuando lo miraba a los ojos, solo podía ver el gran corazón que ocultaba tras esa piel dura como el cuero. En un mundo donde las líneas entre el bien y el mal...