3- Nata y Notas.

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Me encantaba despertarme a su lado. Sentir su piel junto a la mía, su boca en mi boca y su erección matutina contra mi cadera. Me encantaban sus labios, suaves y consistentes; sus pestañas, largas y curvadas; su cuerpo, duro y musculoso. Su piel y sus manos. Sus pómulos y espalda. Su sonrisa sincera y sus ojos profundos como el cielo. En resumen, estaba enamorado de Jack. Ya no éramos amigos, éramos algo más, ¿tal vez novios? No lo sé. No le importaba besarme en público. A mí tampoco me importaba. Por las noches, hacíamos el amor, varias veces, sin importar quien nos oyera.

Todo eso pensaba esa mañana. Jack se despertó y me sonrió como siempre. Nos besamos y me levanté. Hoy era sábado. Cociné y vimos una película.

De repente, sentí como me abrazaban por detrás. Un duro bulto chocaba contra mi espalda.

-Mark...necesito que alguien me alivie -me susurró Jack eróticamente. Me giré para quedar de cara a él y le besé lentamente mientras le quitaba la chaqueta.

-¿Donde necesitas que te alivie? -le pregunté siguiéndole el juego.

El guió mi mano hacia su dura entrepierna y la presioné por encima del pantalón.

Le besé mientras le acariciaba. Él se quitó la camiseta. Tuve una idea.

-No te muevas -le susurré mientras me iba a la nevera.

Volví con un bote de nata en la mano. Él me miró excitado. Le tumbé en el suelo de la cocina y me desnudé rápidamente. Me puse sobre él y puse nata en su boca.

-Voy a seguir el camino blanco -le susurré.

Le besé y tracé una ruta de nata por su cuello hasta su pezón derecho, después seguí por el izquierdo para bajar por sus abdominales hasta la entrada abierta de su pantalón.

Después, empecé a lamer. Bajé por la ruta trazada, besando y lamiendo, mordiendo y chupando la nata. Llegué al final del recorrido y le quité lentamente los pantalones y calzoncillos. Su enorme erección saltó en mi cara y puse nata sobre ella. Después, muy despacio, me la metí en la boca mientras giraba con la lengua. Él gemía y me empujaba la cabeza, hasta que terminó en mi boca, gritando mi nombre. Después, me tumbé a su lado, me puse un condón y le penetré lentamente. Movía las caderas cada vez más rápido, gimiendo y gritando, besándome. Al final, alcancé el clímax y me vertí en él. Caímos al suelo de la cocina, manchados de nata, respirando entrecortadamente hasta que nos tranquilizamos. Entonces me besó y me susurró:

-Vamos a la ducha.

Nos duchamos e hicimos el amor. Salimos y cenamos algo rápido, desnudos, contemplándonos el uno al otro, riendo por cosas sin sentido y hablando de cosas que no recuerdo.

Luego hicimos el amor de nuevo. Sobre la mesa de la cocina. Sin luces ni ruidos, solo nosotros, amándonos.

-Vamos a jugar a un juego -me dijo Jack a la mañana siguiente.

-¿Todavía tienes ganas a pesar de lo de ayer? -reí

-Contigo siempre tengo ganas -respondió, besándome- quítate la ropa.

Volvió con dos cajas llenas de trozos de papel doblados.

-¿Qué es esto? -pregunté, curioso.

-Ya verás -contestó mientras se desnudaba.

Se sentó a mi lado y agito los papeles.

-Coge uno de cada caja-me ofreció

Hice lo que me decía y cogí dos trozos. En uno ponía Mano y en el otro, Frotar. Ya lo pillaba. Me acerqué a el y le cogí la mano, que froté contra mi entrepierna. Él me miro, sonriente y cogió otros trozos de papel. Tras leerlos se acercó a mi cuello y lo mordió suavemente. Gemí y cogí otros dos papeles. Muslo y Lamer. Poniéndome demasiado cerca de su miembro hice lo que el papel ordenaba. Él cogió otros dos papeles y sonrió. Se acercó a mí y besó mi dedo meñique. Cogí otros papeles y leí Lamer, Pezones. Me acerqué a él e hice lo que ponía en los papeles. Él cogió los dos últimos y me miró sonriendo. Se acercó a la encimera y cogió un mando. Le dio a un botón y empezó a sonar la voz lenta y seductora de Adele. Entonces él se tumbó y empezó a besarme por todo el cuerpo, terminando allí abajo. Suspiré mientras él chupaba y lamía. Me agarré a su espalda mientras el orgasmo me alcanzaba. Después, me puso en sus rodillas y sentí su erecto pene entrando en mí. Gemí cuando él me penetró y el orgasmo me alcanzaba. La suave voz de Adele nos mecía mientras nos abrazábamos.

Más Que Amigos [Yaoi Hard].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora