El encuentro

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Balt caminaba buscando bayas, la primavera ya comenzaba a ser visible en todo el bosque y su familia necesitaba comida, ese invierno había sido duro y los había dejado sin suministros, por un tiempo Balt pensó que morirían de hambre.
Por hoy dos conejos serían suficiente pero Adelina, su hermana pequeña, adoraba las bayas y lo menos que el podía hacer era buscar algunas, aunque el trabajo le llevo casi una hora. Caminaba de regreso a casa cuando un cervatillo paso corriendo frente a el, esa era una oportunidad más deliciosa que dos conejos, lo persiguió hasta donde en sol sólo entraba entre los árboles como frágiles rayos luminosos
-¿donde se fue?-dijo para sus adentros, sabía que se había alejado mucho y entonces un sonido, una melodía resonó en todo el bosque.

Balt sintió que todo su cuerpo temblaba, alguien cantaba la melodía más hermosa que jamás hubiera escuchado, era como probar miel, como hacer el amor por primera vez, como ver el cielo lleno de estrellas después de haber estado ciego.
El siguió la hermosa voz hasta una cueva subterránea, el acceso era complicado y Balt se pregunto como alguien había encontrado ese lugar, sin embargó una luz titilaba al fondo, una fogata.

Otra canción comenzó, esta era más pasional, más ardiente sería la descripción adecuada. Balt tuvo deseos de bailar, algo lo arrastraba a ese lugar y se tiró de un jalón al agujero, sus nudillos apenas se agarraban a las rocas y cayo con un golpe sordo dentro de la cueva, Balt se quedo tumbado de espaldas en el suelo húmedo, sólo escuchando con los ojos cerrados. Se vio danzando alrededor del fuego y alguien danzaba junto a el, pero había algo extraño, Balt sintió una opresión en el pecho y la chica volteo a verlo, Balt agito la cabeza para hacer desaparecer la extraña visión. Por un momento pensó en salir corriendo pero entonces escucho que alguien reía, lo llamaba y el sabía que lo estaba esperando a el y sólo a el, se acercó más y vio una sombra reflejada en una de las paredes, era una chica que danzaba alrededor del fuego, Balt se sintió tonto por querer huir y sin embargo sabía que algo no tenía sentido, algo que había visto hace un momento o tal vez hace mucho por que ya no podía recordarlo, tal vez fue un sueño que tuvo alguna vez, algo sobre la chica danzando.
Escucho un ruido de rocas y se dio cuenta que había estado caminando hacia el fuego sin notarlo, se paró al instante y la chica volteo a verlo sonriente, era evidente que si había estado esperándolo, se acercó a el despacio, tenía la piel muy blanca, casi pálida, el cabello negro caía alrededor de su cuerpo. Balt no sabía que decir, algo en esta chica le robaba el aliento, intento moverse pero tampoco pudo. No sabía que pasaba, se sentía adormilado, pensó que tal vez algún animal venenoso lo
había mordido, intento pedir ayuda y la chica se acerco aún más como si lo entendiera, Balt uso toda su fuerza y logro poner su mano derecha en el hombro de la chica, apretó débilmente esperando que ella entendiera que el estaba mal, ella seguía sonriendo, sus labios eran carnosos y del color de las rosas, primero volteo a ver la mano que el tenia en su hombro y después volteó a verlo a el, Balt sintió de nuevo esa presión en el pecho, cerro los ojos y al abrirlos ella tenía su cara a la altura de la suya, sus ojos eran completamente negros, eran extraños, no eran los ojos de un humano y lo veían fijamente, lo veía sin dejar de sonreír, Balt supo en ese instante, y demasiado tarde, que ella no era humana, su cuerpo era un mero disfraz para ocultar su naturaleza monstruosa, su procedencia enfermiza y corrompida. Balt quiso vomitar ante las imágenes que aparecía en su mente, ríos de baba asquerosa dentro de una montaña, un olor que quemaba la garganta y más en el fondo, donde la luz no encontraba lugar, estaba ella, y sonreía, el sabía que sonreía, aunque su amorfia hacia imposible que lo supiera exactamente por que escapaba a la mente humana, enloquecería a cualquiera que la viera directamente.
Balt intento gritar y cerro los ojos, sintió su aliento en su cara, tenía su nariz pegada a la de ella y supo que lo inspeccionaba de la misma manera que el había inspeccionado los conejos antes, analizando si serviría para su propósito. Balt conocía de cosas inevitables como la llegada de la lluvia y estaba seguro que esto era algo tan inevitable como la muerte que esperaba no sentir

-tu no morirás-escucho la voz cantarina en su oído que parecía contestar sus pensamientos- vivirás tanto como yo, los milenios nos sobrevendrán pero no nos tocarán, mi querido-

Balt sintió que todo el aire escapaba de sus pulmones y lloro.

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2015 ⏰

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