No tienes la culpa de amarme

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—Amo..—
—¿Amo?—
—¡AMO!—

Sook veía como unos hombres se llevaban a su amo, estaban sujetando sus brazos mientras daban golpes con varas en su espalda y la dejaban de un color rojo intenso. El pueblo entero estaba viendo tal escena, nadie se atrevía a decir algo, si estaba bien o no. Su amo, su querido amo estaba al borde del colapso, tenía los ojos llenos de lágrimas mientras hilos de sangre bajaban desde su nariz hasta su barbilla y se perdían en la bonita seda de su ropa. Estaba hecho un desastre, maltratado y Sook, él solo podía verlo desde la distancia.

—Lo repetiré una vez más, ¡¿Con quién has practicado esos insólitos actos de sodomía?!— otro golpe.

—Le he dicho que con nadie, s-son rumores en el pueblo..— otro golpe.

—Mientes, el pueblo sabe lo asqueroso y repugnante que eres, deja de fingir y habla de una vez o buscaré a cualquier desgraciado en este pueblo hasta averiguar a quien has incitado a la enfermedad— golpe.

Su espalda comenzó a sangrar también, con cada golpe una herida nueva se abría hasta dejar rasgada la piel del amo. Lloraba sin parar pero no por dolor físico, lloraba de solo pensar en que alguien podría ponerle las manos encima a su precioso chico, dolía imaginar que pudieran hacerle daño y lastimarlo. No quería eso, definitivamente no, ¿por qué lo llamaban sodomita? Él jamás haría eso con su flor, él lo amaba tanto y no pensaba corromperlo de esa manera, aún no.

Golpe.

—Habla escoria, di el nombre de ese bastardo.—

Golpe.

—Ese bastardo, como usted le ha llamado, no es más ni menos que Park Yohan. Él que tiene en persona y está arrodillado frente a usted, ¡así que máteme y dígame sus mejores insultos porque yo he sido el único responsable!

—깨어 있는—

—¡Amo!—
Sook despertó sudando frío, no pudo creer lo que vió. Ellos estaban lastimando a su preciado amo, no lo permitiría. Intentó volver a dormir pero la alarma no dejaba de vibrar así que no tuvo más opción que levantarse para ir a la escuela. Esperaba con todo su corazón que el señor Park estuviese bien, ya tendría tiempo de dormir.

Llegó a regañadientes a la escuela y lanzó sus cosas a su mesa como si fuera boliche, todos los presentes estaban algo confundidos ya que en esos años de estudio, jamás lo habían visto así. Yohan, quien estaba en la otra esquina, lo vió y se acercó a preguntarle como se sentía, por supuesto Sook no le dió explicaciones y se concentró en la música de su celular. Oh Dios, escuchar Arctic Monkeys siempre lo hacía sentir mejor. Su día seguro sería horrible, tenia que verle la cara al viejo amargado de física todos los días a las siete de la mañana, por suerte el profesor faltó ese día y pudo reposar al menos una hora.

Estaba tan feliz cuando llegó el descanso así que fue a sentarse debajo de un bonito árbol, se parecía un poco al que solía ver en la habitación del amo, solo que este era de bugambilias y tenía un hermoso color rosado. Estaba tan cómodo hasta que llegó una molesta voz ya familiar.

—Hola Nam, ya vine.— mencionó el joven de cabello rubio.

—Piérdete Yohan, no estoy de humor para tus cosas.—

—Pero dijiste que ibas a ayu-

El joven no pudo terminar su oración ya que Sook se levantó y fue a cualquier otro lado, Yohan podía parecer una de esas personas "sin corazón" aunque en realidad era un pollito temeroso, siempre intentando encajar en su grupo y sintiendo la necesidad de ser aprobado. ¿Qué tiene que ver esto con lo sucedido? Que cuando Sook se fue, él no tuvo más remedio que apretar con fuerza su camiseta, arrugándola en el acto, Yohan era una persona demasiado sensible y él podía llorar con que alguien le hablase de una manera seca o fea.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2022 ⏰

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