010

103 12 0
                                    

‹ Paz ›

Cuando nos levantamos con Enzo, mientras desayunábamos le escribimos a Tomás para que sea él el que venga a mí casa. No tenía ganas de andar por el campo.

Claramente aceptó y ahora tengo a dos futbolistas tirados en mí cama criticando como nenas en pijamadas.

—que hora es? — frunció el ceño Fernández mirándome.

—las cinco — respondí dejando el celular en el escritorio y parandome a prender el ventilador.

—uh me tengo que ir — se levantó de la cama —tengo a Oli en lo de mamá.

—vamos que te acompaño — asenti

—chau hermano — saludó a Tomás —después te escribo para el entrenamiento de mañana — Lecanda asintió y se acomodó en mí cama.

—nos vemos Enzito — lo saludé en la puerta y sonrió.

—no se hagan los boludos y hablen pichona, lo van a arreglar.

—si si, vos tranqui que yo me hago cargo —asintió y me abrazó —nos vemos — cuando se fue cerré la puerta y volví a mí cuarto.

—vení Pachu —sonrió Tomás ni bien entré a la habitación y dió leves golpes en la cama —sentate conmigo.

Hice lo que pidió mirándolo y una vez cerca, le saqué la vista de encima y me enfoqué en un cuadro que tengo en la pared de una foto del mar, mí gran sueño, conocerlo.

—perdón —susurré y al ratito volví a mirarlo —por todo lo que dije ayer, en realidad por todo no, pero en un par de cosas admito que me confundí y pido perdón.

—no tenés que disculparte —negaba mirándome a los ojos —cada quien tiene sus tiempos y entiendo que quizá vos todavía no "sanaste" — dijo haciendo comillas —lo que te hizo Mía.

—mas allá de eso Tomi, yo lo que quiero que entiendas es que vos a mí me importas, me importas muchísimo, pero no me pidas que haga algo cuando es ella la que tiene que hacerlo.

—ya sé — asintió. —pero si vos sos dura Mía te gana por goleada, por eso te pido que aflojes, no que vayas y te arrastres a ella porque claramente nunca te pediría que hagas eso por nadie, porque vos vales, sino que no la hagas más complicada, Mía está intentando calmar todo y cuando esté segura te va a pedir perdón.

—está bien —acepté, no me parecía mal lo que pedía, además yo lo hago por él, ella me importa poco y nada.

—gracias Zazi —sonrió y me le tiré encima abrazándolo.

—te amo amiguito — se separó un poco y sonrió de costado.

—yo también —asintió.

—ah y lo que te dije anoche, de que me dan ganas de cagarte a palos, no es mentira eh — esta vez si rió enserio y me abrazó fuerte por la cintura.

—yo también igual eh — me miró a los ojos y sonreí — Pachu — susurró sin quitarme la mirada y formando un silencio que no era incómodo.

—que? — reí.

—no nada — negó. —tomamos unos mates?

—sii.

Me levanté y me encaminé a la cocina mientras esperaba que Tomi se ponga sus zapatillas.

[...]

Ni bien corte la clase de facultad, cerré la computadora y llamé a Lucre.

Lucreee, aprobé —grité y escuché su risa.

ᴀᴛʀᴇᴠᴇᴛᴇ ᴀ sᴇɴᴛɪʀ «ᴛᴏᴍᴀs ʟᴇᴄᴀɴᴅᴀ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora