Parte 13

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-¿Mamá?

-¿Si? Dime.

-¿Cuanto tiempo dura el luto de la una persona?

-Ummm... eso depende.

-¿De qué?

-De cuanto hayas amado o querido a esa persona, Aiko.

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Que lejano era ese recuerdo, había muerto en ese tiempo el papá de una de las chicas de nuestra comunidad. Tal como era ahora muchos se negaban a la desaparición de la existencia que alguna vez tuvo la duquesa, a otros con el tiempo estarán bien.

Me la pasaba casi todos los días en mi habitación, y a mí lado tuvo la presencia incondicional de Ayaka. Aunque de vez en cuando venía Konro a ver cuál era mi estado, cada vez que venía me daba cuenta de su naturaleza amable, sin embargo, dicen por ahí que en realidad es una persona de temer y que se volvió más manso cuando fue herido en las batallas contra los infernales.

Había intentado encontrarme con Benimaru una que otra vez, el solo me negaba el paso a su oficina o al ala norte. Dolia en mi su fuerte rechazo.

¿Qué dirá mi alegría cuando se de cuenta de que no he soltado a mi tristeza?

Annaisha tenía algo que hacía que el quisiera avanzar. Pero que podemos esperar de dos seres quienes solo conocíamos la profunda amistad, en contrario al amor desmedido y apasionado que sentía Annaisha, tanto que muchas veces notaba en su mirada como pensaba en la muerte, pienso aveces que si la muerte le hubiera dicho los pecados de ese joven, ella los cometería para ir al mismo infierno.

Y los días seguían, intentaba crearme un espacio, pero el no quería curarse. De vez en cuando lo seguía y lo encontraba en el jardín de la duquesa, su rostro solo aumentaba el lamento que sentía mi corazón. Pequeños golpes dolorosos sentía en mi pecho cada vez que lo veía en ese estado.

Es muy difícil el trabajo que me dejaste...

Incluso en las noches no dejaba el sentimiento de desencaje, y a cada rato perdía mis suspiros, perdía mi felicidad y el su perdía su tranquilidad, cuando salía de la habitación de Annaisha se le notaba en los ojos el trastorno.

No era mi culpa, sin embargo, esa mirada era la que más me hacia sentir culpable.

Quería que el sintiera mi presencia, pues yo también poseía gran aflicción por el luto, pero no era fácil. No era como si pudiera lanzar los platos de la cocina contra el suelo o la pared. Tal vez había maneras, pero te juro Annaisha que no se ocurría ni una.

Cuando pasaron ya dos meses de la muerte, de la soledad y de la indiferencia tome el valor. Junto con Konro pude escabullirme al ala norte, junto con su cena.

Aiko se paro delante de la robusta puerta que conducía al despacho del duque, entonces Konro quien aún seguía dudoso del plan, se armo de valor para tocar la puerta. Salió la voz de Benimaru quien dijo que permitía que Konro pasara.

—¿Qué haces aquí?

—¿Cómo sabes que soy yo si ni siquiera te dignas a dirigirme la mirada?

—Es imposible que Konro pueda tener pisadas tan delicadas.

—No lo pensé, tendré que usar peso en mis zapatos la próxima vez.

—¿Qué haces aquí?

—Hablando con usted mi señor.

—Dije que no te aparecieras delante de mi otra vez.

—Es normal que venga a saludarlo, después de todo soy su esposa.

—¿Crees que puedes convertirte en Annaisha? ¡Sal de aquí!

—Esa no es mi intención, mi intención es-

—¿Convertirte en la nueva Duquesa?

—Benimaru, escúchame. Annaisha es tu primera esposa y le diste el título de Duquesa Shinmon para protegerla, Annaisha tu esposa es tu mejor amiga. Yo soy Aiko Shinmon y no soy una Duquesa pero si una señora en busca de su esposo, no soy tu amiga Benimaru, soy tu compañera. Todo estos meses he intentado estar a tu lado como esposa, lo lamento te he ofendido. Sin embargo, nada cambia el hecho que estamos casados. Soy tuya mi señor, y lo soy tanto como tú eres mío. Piensa en ti y piensa en mí— deje el plato de comida en una mesa cercana para luego marcharme a paso decidido.

¡Oh luna! Ayúdame a pensar. Ayúdame a seguir.

~ La Segunda Esposa ~ Benimaru X OC ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora