Mi Debilidad *Draken X Emma*

Capitulo 4

Emma

El beso con Draken fue todo lo que soñaba, abrasador. Cada beso parecía aún más pasional que el último. Nunca supe lo que me estaba perdiendo hasta que nuestros labios se tocaron por primera vez. Era sueve y exigente, pero me abrazó tan dulce que incluso cuando su boca se pega a la mía. Me sentí querida y exitada al mismo tiempo, y sabía que él sentía de la misma manera desesperada.

Atravesamos la casa de una forma sigilosa y entramos en mi dormitorio en un frenesí, y cuando cerramos la puerta detrás de nosotros, mi suéter ya se había ido y el lo dejaba en el otro extremo de la habitación.

―Enciende la luz ―dijo, bajo y áspero―. Quiero verte.

Un rubor calentó mi piel, e hice lo que me ordenó. Yo también quería verlo. Había sentido su cuerpo duro mientras nos besábamos, pero no habíamos estado desnudos juntos.

Aunque no estaba acostumbrada a este tipo de relación, no me preocupaba mi cuerpo. Era segura de mi misma.

Sin embargo, esto era diferente. Porque Draken me observaba como un hombre hambriento, y yo todavía estaba cubierta por mis jeans y mi sostén.

Empezó a tocarme con manos sorprendentemente suaves, sus movimientos lentos y dulces en contraste con la forma en que me había estado besando tan bruscamente. Sus dedos rozaron mi cintura antes de subir por detrás de mi espalda para desabrochar mi sostén negro simple. Deslizó las correas por mis brazos, sus ojos fijos en mi pecho mientras lentamente revelaba mis senos. Su mandíbula se apretó. Tuve la sensación de que se estaba conteniendo, saboreando mi visión en lugar de inmovilizarme y besarme como lo había hecho la noche anterior.

Me estremecí cuando el aire fresco acarició mi piel y mis pezones se endurecieron. Sin perder tiempo paso sus dedos sobre ellos y aunque hice un esfuerzo no pude contenerme. Jadeé y me arqueé ante su toque, deseando más.

Un sonido de placer salió de el y tomó mis pechos por completo, sus grandes manos rodeándolos por completo. Sus manos jugaron contra mis pezones mientras parecía estudiar el peso y la forma de mis senos, todavía tocándome con cuidado.

―Draken, por favor. ―Necesitaba más. Me incliné hacia él y agarré sus brazos.

Retiró mi mano, y gemí mi protesta.

―Shhh ―instó―. Esto recién comienza.

Sus largos dedos se deslizaron por mi abdomen, jugando a lo largo de la parte superior de mis jeans antes de abrir el botón en la parte delantera. Bajó la cremallera en un movimiento lento, pero no le rogué que fuera más rápido. Ansiaba más contacto, pero la forma en que me estudiaba con tal fascinación era adictiva.

Finalmente enganchó sus pulgares a través de la parte superior de mis jeans y mis bragas y los bajó por mis piernas. Se arrodilló ante mí, con los ojos clavados en mi sexo mientras me quitaba los vaqueros y los zapatos.

Simplemente se quedó mirando durante varios segundos. Me moví sobre mis pies, pero no por ansiedad; fue todo lo que pude hacer para lograr que me toque aun más.

Se inclinó, lo suficientemente cerca como para que su cálido aliento jugara con mi clítoris. Sin pensar, abrí mis piernas, anhelando su toque. Presionó un suave y dulce beso justo encima de mi clítoris.

―Hermosa. ―La palabra vibró contra mi cuando sus labios rozaron mi piel.

―Por favor ―supliqué de nuevo.

Me lanzó una sonrisa maliciosa, levantando los ojos para encontrarse con los míos.

―¿Quieres que bese tu lindo coño, ángel?