Capitulo 12

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LUZ NOCEDA

02:21 horas

Viney se planta delante de mis narices y me empuja contra la nevera con fuerza. Es una chica con cierta propensión a la violencia, lo que quizá le viene de familia, pues sus padres se pasaron de la raya la vez que robaron un pequeño supermercado a medias y agredieron al propietario y a su hijo, de veinte años. Eso sí, a diferencia de lo sucedido con sus padres, no van a
meterla en la cárcel por pegarme cuatro empujones.

—¡Mira cómo lo dejaste, Luz! ¿Se puede saber en qué mierda estabas pensando?

Me niego a mirar a Hunter, quien está apoyado en la encimera de la cocina. Ni bien entró vi el daño que cause: un ojo cerrado, un corte en el labio, pegotes de sangre reseca en la frente. Edalyn se acercó y está frotándole hielo en la frente.
Tampoco soy capaz de mirarla, pues está claro que se siente decepcionada conmigo, por muy Último Día que hoy sea.

Boscha y Edric me observan, calladitos también, pues ella y Belos acaban de echarles una bronca de campeonato por haber salido a la calle conmigo después de la hora de acostarse, para sacudirle a Hunter de lo lindo.

—Ahora no pareces tan valiente, ¿eh? —dice Hunter.

—Cállate. —Viney se gira con brusquedad y estampa el teléfono móvil contra la encimera, sobresaltando a todo el mundo—. Y ahora sígueme.

Abre la puerta de la cocina de golpe. Belos se ha quedado junto a las escaleras, de forma falsamente casual, para estar al tanto de lo que sucede, pero un poco alejado, para no tener que avergonzar o castigar a un Fiambre.

Viney me agarra por la muñeca y me arrastra a la sala de estar.

—¿Y bien? Te llaman de Muerte Súbita y de pronto te sientes muy libre de andar repartiendo golpes por ahí. Pero ¿qué mierda es esa?

Adivino que Hunter no le dijo que ya estaba sacándole la mierda de las orejas a golpetazo limpio antes de que me llegara la notificación.

—Yo…

—¿Qué?

—No voy a mentir. Fui a por él, es verdad.

Viney da un paso atrás, como si yo fuera un monstruo perfectamente capaz de arremeter contra ella también. Me siento hundida.

—Mira, Viney, se me cruzaron los cables. Me estuve diciendo que soy un cero a la izquierda, un fulano sin futuro ninguno, antes incluso de que los de Muerte Súbita me vinieran con la noticia bomba. Siempre saqué unas notas de mierda, tengo casi dieciocho. Acababa de perderte y se me fue la olla porque no sabía qué hacer. Me sentía como un mierda, y Hunter poco
menos que vino a decirlo con palabras.

—Tú no eres un mierda —es su respuesta.

Tiembla un poco al acercarse a mí; ya no se siente asustada.

Toma mi mano, y nos sentamos en el sofá, el mismo sofá en el que estuvimos sentados cuando me comunicó que se iba de Plutón porque su tía por parte de su madre tenía suficiente pasta para acogerla.

Un minuto después rompió conmigo, porque lo que quería era empezar de cero, tal y como le había aconsejado ese amigo de la escuela primaria: Hunter.

—Lo nuestro no funcionaba —prosigue Viney—. Como tú mismo acabas de decir, no vale la pena mentir, por mucho que sea tu Último Día.— Sigue tomandome de la mano mientras llora, cosa de la que llegué a creerla incapaz, en vista de lo rabiosa que estaba al presentarse—. Me equivoqué en lo referente a nuestro amor, pero eso no significa que no te quiera. Estuviste a mi lado cuando necesitaba hacer algo para no explotar del todo, y me hacías feliz cuando estaba cansada de odiarlo todo. Un
mierda no hubiera sido capaz de ayudarme de esa manera.

Muerte Súbita-LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora