장 Twenty-eight [시끄러운-바보]

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La recepcionista, Hang Mia, arregló su coleta alta y su falda, en tanto estaba sentada con las piernas cruzadas y la tela que mostraba demasiada piel para su gusto.

Aunque no en opinión de su colega.

Rápidamente, se quitó los anteojos para limpiarlos del empañamiento que impedía a sus pequeños ojos almendrados captar la belleza de la muchacha.

Maldita sea, tiene unas piernas bonitas de hecho---

Una segunda muchacha entró en escena y golpeó la nuca del pobre chico.

Gimió y se frotó la parte adolorida, antes de mirar a la chica protectora que lanzaba miradas asesinas al chico no tan inocente.

"Noona---¿Por qué fue eso?" Siseó, haciendo pucheros al miembro más antiguo del departamento de recepción.

"Oh, cállate Jihoon, sabes perfectamente por qué fue". Advirtió, mientras su pelo corto teñido de rubio se balanceaba suelto sobre sus hombros. 

Los dos estaban bastante aburridos, ya que todos los invitados estaban fuera y no había mucho que hacer para ellos en este momento.

"¡Oh, buenos días, señora y señor Song!" Mia saludó a la pareja mayor, mientras pasaban por la recepción con una expresión ilegible en sus rostros arrugados.

"Buenos días, querida---" La mujer mayor inclinó la cabeza respetuosamente y los tres trabajadores hicieron lo mismo.

"¿Cómo están disfrutando su estadía?" Preguntó el chico con una sonrisa en sus labios que mostraba un pequeño hoyuelo en su barbilla.

Los dos abuelos casados compartieron una mirada extraña, antes de mirar a los tres jóvenes con elegantes uniformes de terciopelo.

"Nosotros--- en realidad escuchamos algunos ruidos extraños provenientes del ala deportiva, cuando tomábamos nuestro sauna matutino. No podíamos entender qué era---"

"Oh, bueno, iremos de inmediato y lo comprobaremos. No se preocupe, tal vez fue un televisor o algo así. Le avisaremos y, disculpe las molestias". La chica mayor hizo una reverencia y su flequillo rubio saltó hacia abajo lindamente.

"¡Aigooo, qué buen personal tenemos aquí! Son tan respetuosos --- ¡Ojalá mi nieto fuera como ustedes!" La anciana de repente levantó la cara de la muchacha y le pellizcó con fuerza la mejilla izquierda.

La muchacha soportó el dolor y se rio junto con la anciana.

Pero debajo del escritorio, ella estaba agarrando el antebrazo de Jihoon con todas sus fuerzas y él estaba mirando a su noona con la boca abierta, gemidos y lágrimas amenazando con escapar de sus labios y ojos.

Tan pronto como la pareja dejó la recepción, la muchacha gimió masajeando sus pobres mejillas regordetas.

Sus manos aterrizaron con un smak en la espalda del pobre chico, asustando a dicho hombre.

"Lleva tu trasero perezoso al piso de abajo, Jihoon". Exigió la chica, empujando repetidamente al chico de su silla hasta que estuvo de pie y luego pateó suavemente su trasero, incluso si tenía una falda derecha y no podía mover las piernas libremente.

El pobre chico hizo un puchero y se revolvió el cabello por la frustración, pero procedió a ir al salón de deportes del hotel.

Se arregló las gafas en el puente de la nariz, en tanto cruzaba la puerta de cristal adentrándose más.

Allí todo estaba realmente en silencio. Se inclinó cerca de la puerta que conducía al campo de tenis, la cancha de baloncesto, la sala de béisbol y no podía oír nada.

NAP [Yoontaegi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora