Cortitos Renkaza

XVIII

-Esto es un One-Shot. 

-Debo aclarar que en la era en la que se desarrolla el One-Shot existía machismo en demasía. 

...

Ya han pasado dos meses desde que el enfrentamiento entre la luna superior tres y el pilar de la llama se había dado... Y durante un buen tiempo de esos dos meses Akaza visitó a el de cabellos bicolor todas las noches, aunque al principio ignorando el hecho de que Kyōjurō lo amenazaba de muerte y demás. 

Tantas veces sucedió aquello que el Rengoku se acostumbró a la presencia del demonio e incluso, aunque lo niegue, le tomó un poco de cariño... Sin embargo, una noche hace cuatro semanas, el de cabellos rosados dejó de ir a su finca antes del alba... cosa que, las primeras siete noches, le causó cierto temor... ¿Y si algún cazador lo había decapitado?... Ante aquel pensamiento sufrió un escalofrío.

 La segunda semana lo único que hizo fue intentar creerse la mentira de "Ni siquiera estoy preocupado, al contrario, estoy sumamente feliz de que ya no haya regresado", fingiendo que la tarde de ese mismo día no había hecho una y mil teorías sobre el porque el demonio no volvía. 

La tercera se intentó calmar diciendo que, si ya lo hubieran matado, alguien lo hubiera informado de inmediato. 

Y en la actualidad, La cuarta, a nada de pasara la quinta, semana después de la "desaparición" de la tercera creciente, Kyōjurō estaba en la etapa de negación, por así llamarle, pues se negaba a creer que la luna demoníaca no iría a su finca esa noche.  

Ahora el pilar se encontraba en camino hacia una misión que le fue asignada hace unas horas antes, hacia la zona noroeste. 

La misión consiste en investigar un caso algo extraño a el parecer de todos, pues según los  testimonios, un demonio se había alojado en algún lugar de un pequeño pueblo mientras mataba a cualquier cazador o humano común que se le atravesase, aunque, lo que le hace extraño, es que solo han regresado mujeres, las cuales vuelven ilesas, a comparación de los hombres que, en realidad, no regresan. 

Kyōjurō al escuchar el reporte de la misión pensó inmediatamente en Akaza, pues el sabía que éste no mata mujeres, aunque se mantenía preparado para lo que sea... Según él. 

Él sabía de sobra que, como llegaría de día, tendría que esperar hasta el anochecer, obviamente el demonio no saldrá con la luz solar, tiempo que aprovecharía para investigar el caso. 

Al llegar a el pueblo se dispuso a preguntar a los transeúntes si sabían algo sobre lo que sucedía, y buscar refugio de paso. 

Sin mucho esfuerzo, gracias a sus grandes años de experiencia, el de cejas bifurcadas  logró encontrar información útil y una pequeña cabaña para alojarse, por lo que quedaba esperar a la noche. 

...

Al caer el sol, Kyōjurō enfundó su katana y colocó su capa en hombros, listo para investigar. La información que había conseguido era que, según testimonios de mujeres, una linda chica, de belleza rebosante, persuadía a hombres para luego desaparecer a los mismos sin dejar rastro alguno, aunque una que otra afirmaba que había violencia de intermedio, e incluso los degollaba ahí mismo.

Al escuchar que se trataba de una mujer Kyōjurō suspiró, tanto de alivio como de tristeza, por una parte, pues no era su Akaza quien causaba los disturbios y, del otro lado, porque aún no tenía  noticias de el mismo. 

Iba caminando por las desoladas calles, cuando escuchó un grito desde un borde de el pueblo, por donde empezaba el bosque.  

Corrió lo más rápido que sus piernas le permitían y, gracias a su capacidad, en menos de un minuto ya estaba más que cerca de donde provino el grito.