Ep:10

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April

Buenas tardes, ¿debes ser la esposa de Ali Kirman?

— Algo así —dije, dirigiéndome a uno de los asientos.

— Ali me comentó que eras analfabeta. Aún no entiendo por qué insistió en que entraras a este colegio.

— Vine aquí para aprender, y Ali, Ibram y Theo me ayudaron un poco con mi analfabetismo.

— No podrías superar el examen de admisión aunque lo intentaras. Solo te quedarás aquí porque es otro de los caprichos del próximo señor Kirman. — Algunas lágrimas rebeldes salieron de mis ojos mientras salía del salón.

Me quedé en el comedor hasta que visualicé a Ali, que estaba algo pálido. Me acerqué y lo tomé por la muñeca, a lo que él respondió levantando la mirada.

—¿Te sientes bien? —dije con un tono de preocupación.

—Sí, estoy bien, puedes irte.

—¿Te han dicho que eres malísimo mintiendo cuando te sientes mal?

—No me siento bien. Sí, me duelen mucho las piernas y la cabeza.

—¿Quieres que llame a Ibraim? —En ese momento recordé las pastillas que le había indicado a Ali para el dolor—. Ali, ¿las pastillas?

—¿Cuáles?

—¿Te conviertes en bólido cuando te sientes mal? —Suspiré—. Las pastillas que te indicó el doctor.

—En mi casillero.

Lo tomé por la silla de ruedas y lo llevé hacia su casillero. Tomé su botella de agua y las pastillas de su bolso y se las pasé. Mientras bebía el agua, le pasé mi mano por la espalda. Luego, me pasó la botella, que volví a poner en su lugar. Nos dirigimos al comedor y nos sentamos en la mesa donde estaban los chicos y Theo, quien me abrazó con fuerza antes de sentarse a mi lado.

—Entonces, enana, ¿en qué curso quedaste?

— La maestra a cargo no quiso que siquiera presentara el examen de admisión.

— ¿Por qué?

— Por lo que todos sabemos, que nunca hubiese entrado a una escuela si no fuese por los contactos de Ali. Yo no soy más que una tonta niña que ve todo nuevo porque nunca salió de las paredes de su hogar. Creo que fue una mala decisión venir a la escuela.

— Esa maestra me va a escuchar —dijo Ali mientras se movilizaba en su silla de ruedas en dirección al salón de exámenes de admisión.

— Ali, detente.

— A ninguna Kirman en la historia se le ha dicho que no a algo y tú no serás la primera, April.

— Pero…

— Déjalo, April —me dijo Ibram, poniendo su mano en mi hombro—. Necesita esto, te hizo daño y es la forma que él encuentra para compensártelo.

— Pero me regaló flores y me permitió ver una escuela por primera vez, eso es suficiente.

— Esas son cosas pequeñas, April, cosas que cualquiera puede tener. Tienes que entender que nosotros crecimos con un pensamiento distinto al tuyo.

La Silla De Ruedas Que Nos UnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora