3.Sonrisas

85 22 2
                                    

Antes que todo tenía que hacerlo: dedico este capítulo a Vanessax4...por qué te leíste LQEMC y estás aquí, en una nueva historia, acompañándome, confiando nuevamente en mí y mis historias.

Gracias por dejarte atrapar ✨

Besitos, trakatas, ailoviuuu y ¿ichodechicapizzz?



Capítulo tres: Sonrisas


Sus ojos. Su mirada en espera estaba puesta en mí. Los latidos de mi corazón apresuraron su trabajo, era tanta tensión y cosas unidas a mí a parte del miedo que aquella fue mi reacción.

Correr.

Corrí como tonta, idiota, aniñada pero, eso, corrí. Y ese tipo de impotencia amarga me invadió por qué yo también lo quería, quería tener esa experiencia de sentir sus labios acariciar los míos y ese era problema.

Yo era virgen de labios.

¿Qué se suponía que yo iba a hacer cuando sus labios colisionaran con los míos? Esto era la vida real, no una película en la que se supone que la protagonista siempre sabe besar o si no, en su primera vez lo hace tan perfecto que todo es color de rosa.

Y solo la mirada de Dylan me decía lo bueno que era para esto, experimentado. De ninguna manera yo quería que mi primera vez terminara en un chico mirándome con asco por quizás ser muy babosa, chocar mucho los dientes o quizás, que era lo más probable, yo sin moverme.

Tallé mi rostro con un sabor amargo, me encaminé a mí aula, me senté y me deslicé en la butaca hasta parecer que mi espalda hacía el trabajo de mis glúteos.

«Pensará que estoy loca.»




6 de febrero del 2020.

—¿Podrías solo levantarte de ahí?

Contaba ovejas bajo la protección de mi colcha, Loretta entró gritando que llegaríamos tarde y mi escapatoria fue cubrirme, como si por casualidad eso fuera algún tipo de impedimento a sus gritos. Patético.

—¡Tengo un maldito trabajo que entregar! Te paras o lo haré yo.

No quería ir. Quería quedarme en mi cama y no verlo. Nuestro cerebro podía ser nuestro mayor enemigo muchas veces, en esta ocasión, se encargó de recrear una y otra vez la forma en la que una chica corría con su pelo de un lado al otro para escapar de algo tan sencillo. Podía simplemente decirle que no. Él no me gusta. No-me-gusta. Joder.

No había para que llegar a los extremos.

Sorbe mi nariz.

—Estoy agripada, Loretta.

Ella tiró de mi colcha, por lo que me descubrí de golpe y la miré.

—No quiero ir.

—Me vale un culo, no seas infantil.

Molestando a Lorena ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora