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— Cariño, ¿puedes bajar las últimas cajas que quedaron en la camioneta? —me preguntó mi madre mientras entraba una gran lámpara. 

— Sí, mamá. —contesté. Abrí la puerta trasera del vehículo encontrándome con dos bolsos negros de gran tamaño, los tome a ambos colgando sus riendas en mis hombros, como arte de magia logré sacarlos y cerrar el vehículo. Dí media vuelta para caminar a la puerta de entrada pero me encontré con una mujer, que según mis cálculos ronda entre los treinta y cinco años, parecía alguien amigable. Aún así, esta no venía sola, a su lado se encontraba un chico joven, tenía un gran aspecto, y su cabello pelirrojo me recordaba a mi amado Ron Weasley de Harry Potter. Joder, era lindo. 

— Lamento aparecer de esta manera, querida —habló primero la señora— soy la vecina de al lado, la señora Connor -señaló la casa del lado izquierdo- solo pasaba a saludarlos y darle una bienvenida al barrio. ¿Se encuentran tus padres? 

— Oh, sí, aguarde un segundo —le sonreí y ella asintió— ¡MAMÁ! —grité lo bastante fuerte para que me escuche, sorprendiendo y seguramente aturdiendo a los dos vecinos— ya está en camino, no se preocupe —le hablé nuevamente. 

— Muchas gracias —respondió ella entre risas— por cierto, él es mi hijo Kit. ¿Por qué no la ayudas con esos bolsos, hijo? Parecen bastante pesados. 

Mire al joven quien asintió y se acercó a mi. 

— Dejá que te ayude...  —tomó ambos bolsos sin esperar una respuesta de mi parte. 

En ese momento mamá salió a saludar a ambos, y se quedó charlando con la señora. En cambio, yo guíe a él joven hasta el living de nuestra casa. 

— Muchas gracias, en serio —le sonreí como agradecimiento. Este respondió en susurro:

— De nada. 

— Por cierto, mi nombre es Seúl —le sonreí. Él daba vibras de ser alguien bastante callado, tímido y serio. Parecía que no tenía la intención de responder, entonces le pregunté— ¿el tuyo es Kit, verdad? 

— ¿debo decir que sí? Mi madre ya te lo ha dicho...  —respondió de mala gana. 

Oh mi Dios, que mal carácter que tiene. 

— Oye, ¿por qué respondes de esa manera, cabeza de calabaza? —le pregunté molesta— 

Su rostro de indignación será algo que guardaré en mi mente por un largo tiempo. 

— ¿Me llamaste cabeza de calabaza? —resopló— yo te contestaré de la forma que quiera, más cuando claramente mi madre te había dicho mi nombre. 

— Ufff, que pesadito te has levantado... —contesté sarcástica— ¿acaso no te diste cuenta que solo intentaba sacar un tema de conversación? Eres mi nuevo amigo, debemos llevarnos bie~ —no logré completar la frase y éste ya me había interrumpido. 

— Espera...  ¿Amigos? —preguntó confuso— Yo no soy tu amigo, no lo seré tampoco, hace menos de cinco minutos nos conocimos... 

— ¿y que con eso? Eres mi vecino, serás mi amigo —respondí— no podrás evitarme, tenlo por seguro —sonreí orgullosa. 

Kit me analizó de pies a cabeza. Admito que me puse nerviosa, y rogaba que no se notará, pero su mirada era tan clara y transparente que era inevitable. 

— Tu...  —comenzó a hablar como si pensara lo que estaba por decir— ¿Tú... tienes alguna discapacidad mental? 

Genial, ¿me esta tomando el pelo? Uno en la vida quiere hacer amistades pero las personas no colaboran, luego dicen porque los adolecentes de hoy en día preferimos estar solos y aislados. 

— ¿Acaso tú me estas hablando en serio? —pregunte irónica, él arqueó una de sus cejas y juraba que yo era lo último que quería ver en ese momento. 

(...) 

¿Como están? Les dejo mi Instagram personal por si les interesa, @aylinn

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Espero que les guste, no tengo un título, y todavía no salí de la secundaria así que no hago lo que puedo ♡

Nos vemos, ✧

14/05/2022

Mi vecino de al lado | Kit ConnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora