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Mantenía su mirada fija en el azul mar, perdiendo sus pensamientos en este, habían muchos temas, demasiados quizás, de vez en cuando miraba de reojo a su derecha, apoyado en el barandal del barco se encontraba el, Aioros, hace un par de horas atrás había vuelto con el, hasta ese momento ninguno de los dos se había dirigido palabra alguna más allá de informarle que ya debía volver, Athena ya había despertado y ya era hora de que se mostrará una vez más, a eso se resumía sus pensamientos, todo lo que ocurrió y está por ocurrir desde ese momento.

Por su lado Aioros se mantenía expectante, deseaba hablarle a ella, claro, pero que podía hacer, no era momento para aquello, tal vez se ilusiono de más al esperar cada día que la mujer regresará, sin embargo pasaron cinco años y cuando al fin regresó, solo fue para darle un breve informe de lo que ocurría y al fin regresar a Atenas, ciertamente se imagino su regreso de otra forma, demasiado fantasioso, tal vez, no podían culparlo estuvo esperando por cinco años sin perder la esperanza y al final solo se desilusiono a sí mismo.

Aunque quizás sólo se sorprendió por el gran cambio que había tenido la menor en ese tiempo, ya no era esa niña que había cuidado, ya no era aquella adolescente que molestaba sus pensamientos con su sola presencia, ahora era toda una mujer, una amazona, sentía un cosmos fuerte en ella, y no dudaba de su intelecto, era toda una guerrera a la par de su título, quizás más, pronto de tomaría la libertad de hablarle, quería saber que había ocurrido con ella, puesto que después de aquella tonta pelea simplemente se fue y no regresó más, claro tan pronto la vio se disculpo por eso, aunque ella le resto importancia, su presencia y cosmos se le hacia muy gentil, incluso relajante.

Nuevamente se sentía como un niño frente a ella, su sola presencia lo mantenía embobado, esos cinco años estuvo pensando, meditando lo que ocurría, tal vez al principio la conclusión no le agrado, quizás por lo que pudiera pensar ella, lo que los demás pensarían, pero meditando más aquello, no le importaba en lo más mínimo la opinión de los demás sólo necesitaba la suya, y así fue como se planteo una pequeña meta fuera de sus planes como caballero, le quitaría la mascara frente a la orden Dorada, Frente a Athena, daría a entender que quería a aquella amazona, frente a los más altos mandos.

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Y ahora mismo simplemente no sabía que hacer, solo estaba allí sin moverse, mirando fijamente el techo de aquel cuarto, con solo dos días más fue suficiente para llagar a la costa de Atenas y claro el aún no debía mostrarse, al llegar a mitad de la noche decidieron descansar de momento en una pequeña posada, lo malo?, ahora mismo se encontraban en la misma cama, ella completamente dormida tomando su pecho como almohada, o eso parecía no podía notar nada con esa máscara sobre su rostro, y luego estaba el, gracias a que solo había una habitación cuando llegaron, no tuvieron de otra que aceptarla, el pensaba dejar que ella tomase la única cama, pero eso fue completamente en vano cuando ella lo llevó consigo a la misma, y así terminaron como estaban, el estaba completamente avergonzado, aunque en indefinidas ocasiones pensó algo así, aun le era relativamente nuevo convivir de esa forma con una mujer, con ella, así que al final simplemente se quedó mirando al techo perdido en sus pensamientos un largo rato, como no, el sueño le llegó y terminó durmiendo junto a la fémina.

Despertaba por la luz del sol entrando por la pequeña ventana, de no ser por su máscara hubiese despertado mucho antes, por lo que pudo ver ya era medio día, trato de levantarse pero simplemente le fue imposible, divisó a sus espaldas a Aioros completamente dormido, no quiso despertarlo, pero el la estaba sujetando por la cintura, evitando que se pusiese levantar, a diferencia de él, ella comenzaba a estar incomoda, como pudo se soltó y al fin pudo levantarse inspeccionó su alrededor, era un cuarto pequeño, suficiente para una persona, se acercó a la Pandora Box de su armadura, esta estaba cubierta por una fina tela negra, la cual tomó y de nueva cuenta se acercó al mayor, extrañamente seguía dormido, se hacía tarde debían darse prisa, así que no tuvo de otra mas que despertarlo, con solo tocar su hombro fue más que suficiente, el de Sagitario se levantó sobresaltado pero se relajo en cuanto vio la dichosa máscara frete a él.

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