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—Veamos.. —coloca una mano en su barbilla, pensativa—. ¿Me mentiste porque, querías ir a comprar un regalo para mí y por el cumpleaños de mis hermanos? Que por cierto, ya solo falta una semana.
El albino asintió con la cabeza rápidamente mirando a la chica con un rostro entre confundido y emocionado a la par.
—Sí, por esa razón tuve que mentirte, Jihee.
La chica lo miró a los ojos fijamente, notó un brillo peculiar en ellos y supo que esa mirada en algún momento ocasionaría una lágrima tal vez por la dulzura y sinceridad que habitaba en ellos, aunque no podía asegurarse del todo de que fuera correcto. Y con una sonrisa apenada junto a la emoción, se abalanzó para disponerse a abrazar a Sunoo.
Y él, un poco sorprendido aceptó el cálido abrazo lleno de emoción.
Por otro lado, ya se estaba haciendo tarde para Jihee, tenía que volver a casa antes del anochecer y no faltaba mucho para eso sucediera, era cuestión de unos minutos para que el sol se ocultara por completo para dar paso a la bella luz de la luna.
—Sun, ya casi es hora de irme. ¿Me haces favor de llevarme a comprar unos chetos, y de ahí me dejas a mi casa? —Pide con ojos de cachorro triste la chica de estatura baja, sabía que con aquella mirada el amable señor no dudaría en aceptar su petición. Así que, el albino solo asintió levemente con la cabeza en modo de rendición.
—Ah, bien..vamos entonces enana. Sirve que de paso me compro unos chocolates para tus hermanos —dijo él para dar por terminado el tema e ir a comprar de una buena vez las cosas que querían ambos.
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Durante el camino al súper donde comprarían las golosinas antes de ir a casa de Jihee, se encontraron a la persona que en ese momento no quería ver la pequeña Lee, sí. Efectivamente, se lo toparon en ese preciso momento y en el mismo lugar por simple casualidad.
Un pequeño silencio incómodo se hizo presente en el lugar donde estaban situados Sunoo y Jihee, al parecer, Beomgyu no se había percatado de la situación de incomodidad y la razón por la cuál se formó el tenso ambiente e tre ellos.
El castaño muy sonriente se acercó a ellos para abrazarlos y saludarlos a cada uno como de costumbre, siempre hacía eso cada que se veían.
—¡Hey!, que bueno encontrarlos por acá. ¿Cómo están, señor Kim y Jihee? —su sonrisa seguía ahí, divertida e intacta desde el primer momento en el que los miró a ambos allí.
La chica sonrió levemente para intentar disimular la enorme incomodidad que estaba sintiendo en esos momentos, y luego le respondió serena al chico de cabellos castaños situado al lado suyo.
—Hey, muy bien. ¿Y tú, Beomgyu?
—Bastante bien, no tienes idea de cómo estoy —dijo sonriendo todavía aún más el castaño sin darse cuenta de la situación aún. Podía llegar a ser bastante despistado en algunas ocasiones.
Jinhee lo miró expectante, esperando a que continuara, pero al ver qué él quiere que pregunte sobre eso, simplemente habló.
—¿Y eso porqué, conseguiste nuevos ligues o qué? —Cuestionó curiosa la chica alzando una ceja para sonreír forzadamente. No era muy fan de fingir ante las personas.
Sunoo solamente se quedó en silencio absorto en sus pensamientos, fuera de la conversación de ambos jóvenes, verlos a los dos juntos hablando plenamente le hacía sentir algo preocupado, pues no tenía mucho sin haberle contado a la menor lo que había visto en su pequeña escapada.
—Ya te dije, es algo que no puedes imaginar —rió levemente posando sus manos en los interiores de los bolsillos de su pantalón negro aparentemente nuevo.
Ella por otro lado, rodó los ojos y río segundos después.
—No me imagino entonces, eres una cajita de sorpresas, Choi Beomgyu —suavizó su expresión y metió las manos a sus bolsillos imitando su acción.
Choi la miró con una ceja alzada.
—¿Dudas de ello? —cuestiona fingiendo indignación.
Jihee soltó una carcajada suave y negó.
—No, claro que no. Yo no me atrevería a dudar de tus grandes capacidades, Gyu.
Esa respuesta pareció bastarle al chico, ya que hizo un movimiento de cabeza en modo comprensivo.
—Más vale que sea así, porque de lo contrario pierdes mi amistad, Lee —advierte en modo de juego, Jihee solo rodó los ojos lentamente y asintió.
—Bueno, ya. Me tengo que ir, más tarde te mandaré mensaje, Gyu. Y esta vez es mejor que sí respondas, eh —apartó la mirada de él y levantó su mano en modo de despedida sin darle tiempo para responder, luego de eso, fue a pagar las cosas que eligió para llevar y se fue con Sunoo a casa.
Quizá las cosas suceden por una razón.. ¿Verdad?
Una ola de pensamientos la inundó durante el trayecto a su casa, agradeció al señor Kim y se adentró a esta.