| Haces Mi Corazón Latir | Kyojuro Rengoku

Kyojuro Rengoku

Elley.

La semana pasó rápido, el fin de semana los tenía libres y era cuando aprovechaba a ir a mi casa y acomodarla. Ahora que pasaba tanto tiempo sola si me preocupaba. Y por eso cada vez le daba su vuelta.

Con mi madre nos mandábamos cartas y me contaba como era el trabajo. Era tiempo de temporada por lo que era casi normal que en tres meses no nos viéramos pero aún así ya estábamos acostumbradas.

Era sábado por lo que salí a barrer la banqueta y limpiar el jardín.

—Elley!!—

—Killu! Que milagro! —

Elle se levantó a saludar al chico.

Desde niños prácticamente se conocían y ahora ambos de 19 años se hacían compañía mutua.

—Dios cuanto tiempo! Pensé que habías sido comida por demonios—

Elle abrio sus ojos viendo al chico y después puso un rostro incrédulo.

—oye! Grosero—Elley lanzó un puñetazo leve al chico en el hombro.

—vale lo lamento... No tuve que decir eso—

—no, no debiste, no sabes todas las mujeres, hombres y niños que desaparecen cada día? Esos comentarios están pésimos—

—Hey Elley lo lamento!—

La chica se levantó y comenzó a recoger toda la basura que había afuera tanto de polvo como de césped seco.

—está bien! Lo lamento pero no vuelvas a decir algo así—

—bien jamas lo volveré a mencionar—

Elle recogió todo y se adentro a su casa, invitando al chico a pasar.

—porque ya no te ves por aquí?—

—porque estoy trabajando—

—en que?—

—en una finca, soy ayudante de cocina y ayudo a la limpieza—

—vaya eso es esta muy bien... Me imagino que te dan techo no?—

—así es por eso es que ya no vengo muy a menudo—

Elle se sentó en la pequeña mesa de la casa y así lo hizo también el chico.

—quieres un te?—Elle ofreció.

—Claro—

El día se pasó rápido, al poco rato se fue de la casa Killu quedando de nuevo sola.

Tomo papel y pluma para comenzar a escribirle a su madre.

Primeramente le contó sobre lo bien que le iba trabajando en la finca mariposa aunque las niñas eran un poco estrictas, ella tenía que acatar las reglas y al hacerlo tenía paz con ellas.

Después le contó sobre la señorita Shinobu, ella amablemente se había ofrecido en prestarle algunos libros para leer sobre la medicina, cosa que le parecía demaciado importante, por último le menciono algunas palabras de que la extrañaba y la falta que le hacía.

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Elley.

Era aproximadamente las nueve de la noche y corria lo más rápido posible por las calles para dirigirme a la finca de Rengoku. Tenía que entregar el paquete de la señorita Kocho y torpemente lo había olvidado.

Seguí las instrucciones de Naho para llegar a ella y así lo hice, la tarde comenzaba a caer y las grandes y gordas nubes anunciaban lluvia.

Apresure mis pasos hasta llegar a la calle principal donde se encontraban las fincas más grandes. Las pequeñas gotas comenzaron a mojarme y los últimos rallos de sol en unos cuantos minutos se ocultarian.