Prologo

53 2 8
                                    


Abril 1998

Era una tarde tranquila, estaba lloviendo, simplemente el día perfecto para Carlos, quien apenas era joven y quería vivir la vida al máximo. Tomo su guitarra y empezó a tocar una melodía, cada acordé que hacía era un arte y un amor par él, sabía que la música era su pasatiempo preferido.

Su melodía fue interrumpida por el fuerte golpe que se escuchó de la puerta tras azotarse, Carlos dejó de tocar y puso su guitarra encima de su cama, a un lado de él. Su padre estaba ahí, fue quien azotó la puerta, al parecer está enfurecido, algo que no era extraño para Carlos, la política dejó loco a su padre.

— ¡Ya vas a hacer tus estupideces! Carlos, ya te dije varias veces que la música no sirve para nada, serás un muerto de hambre si te dedicas a eso — Grito el padre de Carlos molesto.

— Papá, la música es solo un pasatiempo, claro, no estaría mal explotar mi talento, pero primero, quiero estudiar psicología. — Dijo Carlos para calmar su papá, ya sabia que ese tema lo vuelve loco.

— ¡Por dios Carlos! La psicología es para locos, te estoy pagando la carrera para que hagas lo que te da la gana en la vida, así que, no vas a estudiar eso.

— Claro que no, Alonso, debes de respetar mis decisiones — Dijo Carlos un poco molesto.

— En primera, soy tu padre, me debes de respetar, segundo, quiero lo mejor para ti ¿Acaso no lo entiendes?

— Si en verdad quisieras lo mejor para mí, ahorita estarías respetando mi decisión de lo que quiero estudiar. ­— Carlos levantó un poco más la voz mientras de acomodaba sus lentes.

— Pero eso es una estupidez, debes pensar en grande, debes de encajar en la clase alta de la sociedad, no creo que los músicos muertos de hambre o los psicólogos locos forman parte de la clase.­­­

— Papá, entiendo que quieres que sea político como tú, pero quiero que entiendas que es algo que simplemente no me llama la atención. — Carlos lo decía con una desesperación y desanimo, no quería aceptar esa triste realidad que le tenia su padre para él.

— ¡Es lo único que hay, lo tomas o lo dejas! no pienso poner ni un peso maldito para que hagas lo que quieras, mientras seas menor de edad, yo tengo el derecho de decidir. — Alonso estaba bastante enfurecido, ya está a punto de tener otro ataque de ira.

— ¡Yo hare lo que yo quiera! No quiero ser un títere más de esa bola de rateros. ­— Grito Carlos, ya no quería soportar los caprichos de su padre.

Luego, Carlos recibió una cachetada de parte de su padre, todo era un silencio incomodo, el chico quería llorar, pero trataba de evitarlo, solo tenia los ojos sollozos, no quería verse débil enfrente de su padre.

— ­¡Ni te se ocurra volverme a gritar maldito malcriado, todo lo que hago por ti y haces estos tipos de cosas! — Grito Alonso, otra vez tenia otro ataque de ira.

— ¡Ya me harté de ti, ya me cansé, se acabó! — Grito de nuevo mientras tomaba la guitarra de Carlos.

Alonso sin pensarlo dos veces, azotó la guitarra contra el piso, provocando que esta se rompa al instante. Carlos trataba de calmar a su padre, lo empezó a empujar. Alonso le dio un golpe en la cara de su propio hijo provocando que este termine en el suelo con un dolor inmenso en la cabeza y un sangrado en la nariz.

— Papá, ¿Por qué? ­— Carlos empezó a llorar mientras intentaba levantarse

— ¡Me arrepiento de tener un hijo como tú! Eres un pinche inútil.

— Papá, por favor, me lastimas — Carlos solo miraba al suelo para que su padre no viera que estaba llorando.

— ¿Estas llorando? ¡además de inútil, también me saliste maricon! ­— Alonso estaba jadeando a causa de su ataque de ira, nunca había sentido tanto odio por una persona, lo triste era que esa persona era su propio hijo.

— Solo quiero hacerte feliz, pero tu solo te enfocas en tu beneficio propio. Solo tengo 15 años, quiero vivir a mi manera. ­— Carlos se limpió las lágrimas y se levantó.

— ¿Te puede callar? Esas cursilerías no van a funcionar conmigo, debes de madurar para ser alguien en la vida.

Alonso solo se fue del cuarto de su hijo, había hecho mucho coraje, solo quería tomar un poco de aire.

Carlos se dio cuenta que su padre tenia razón, ya era momento de madurar para poder encajar en la sociedad, tenia que aceptar su futuro, aunque no fuera de su agrado, lo tenia que hacer. 

El nuevo dictador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora