6 ǀ PLANEAR

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Sé que probablemente te preguntarás cómo conocí a El Taita y logré ganarme su cariño

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Sé que probablemente te preguntarás cómo conocí a El Taita y logré ganarme su cariño. Para entenderlo mejor, primero debo mencionarte a doña Mara, la abuela de Juliana. Ya que, sin su intervención, nada de esta venganza hubiese tomado consistencia.

Ella realmente ha sido la argamasa del plan, el fundamento y la convicción.

Yo solo he sido esa pieza que a ella le faltaba...

Me encontró un día, cinco meses después del tiroteo, en una de las calles mientras yo salía de haber ayudado a descargar un camión de frutas y verduras.

Como comprenderás, al quedarme sin familia no me quedó de otra que irme a vivir en la calle.

Todo el mismo día.

Porque a mis padres también los asesinaron en el momento en que la balacera se dio a las afueras de El Mercado.

Iba sucio, con la ropa raída. Tenía tan solo tres mudas que me habían dado en una mochila mis demás familiares, pero ya todas se encontraban hechas jirones. Sus palabras al entregármelas fueron:

—Alejandro se buscó este problema y ahora ustedes pagaron las consecuencias, no metas a tus tías y a tus primos también en esto. —Las dijo mi tío político, pero mi tía asintió detrás de él, y mis primos estaban asustados... Me tragué las lágrimas y escapé lo más rápido que pude sin atreverme a tocar otras puertas.

De ese modo supe que nadie estaba dispuesto ayudarme, que estaba solo conmigo mismo y nadie más.

Dolía haber perdido a mis padres y hermanos, pero dolía más cada vez que tocaba a alguna puerta donde pensé que podrían ayudarme y sus integrantes me rechazaban. No sabía cuan vasta podía llegar a ser la soledad hasta ese momento.

Una parte de mí se decía que era lo correcto, que no debía exponerlos al peligro que ahora implicaba el que yo hubiera sobrevivido, pues seguramente me estarían buscando. Así que, haciéndole caso a mi tío, me fui lo más lejos posible de ellos y de El Mercado, apartado de Adonay y de mi gente.

Luego de que mi brazo recuperó la movilidad ya no pude dar más lastima en las calles pidiendo limosna, tuve que buscarme otra forma de subsistir. Mi edad no daba para un trabajo como tal, así que busqué quién necesitara un poco de mi ayuda sin importar que el pago que me ofrecieran fuera tan solo un plato de comida.

Dispárame  [Ya no soy Dani]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora