Salir.
Salir de mí.
Dejarme ser, saliendo de mí.
La vida va pasando sin que te des cuenta. Pasa y te obliga a hacer cosas que jamás pensaste que harías. Eres esa persona que no querías ser. Pero jamás te dejaste ser algo distinto. Luchas continuas con tu mente y tu cuerpo. Luchas contra ti, contra tu esencia, diariamente. Dejando a un lado ser feliz. Dejando a un lado amarte. Dejando a un lado ser.
No llamaste cuando debiste. No gritaste, solo te callaste. Ni siquiera susurraste. Y ahora piensas que ojalá haberlo hecho. Ojalá haber pedido esa ayuda antes, hace mucho tiempo. Porque es algo que no recuperamos. Es algo que nos pesa en silencio. Es algo que seguirá ahí, por el paso de los años. Y duele. Duele más que nada en el mundo.
A tus espaldas llevas cargadas pérdidas, pero no solo de muertes, sino de vivos. Personas que ya no están a tu lado porque no pudiste agarrar fuerte esa cuerda. Se escapó. Se resbaló entre tus temblorosos dedos. Y ese peso duele. Se ha quedado aferrado a tus entrañas. No supiste despedirte de los que ya no puedes ver a diario. Pero tampoco pudiste despedirte de aquellos de los que todavía puedes. Porque no sabes. Porque temes. Porque te crees inferior, una carga, pesada.
No quieres mirar atrás, pero es lo único que sabes hacer. Lo que tienes entre manos no vale. No te sirve. Lo que vives día a día no es suficiente, porque te hace falta más, quieres más. Quieres ser como los demás, pero no en plan banal. Quieres poder salir a la calle y disfrutar, sentir que tienes el control de tu cuerpo, de tu mente, de tus palabras. Quieres sentir que eres una persona más de la tierra, y no un esclavo de un cuerpo inerte.
Pero no puedes mirar hacia delante, porque no ves futuro. No ves nada más allá porque no te ves allí. No ves que puedas ser algo. Que puedas ser alguien. Si tú no te quieres, ¿quién lo va a hacer? Pero no consigues quererte. No consigues ver lo bueno que hay en ti. Lo válida que eres. Porque al mirarte al espejo o al pensarte, no ves nada más que algo que se debe tirar. Algo que no sirve para la comunidad. Para la vida. Y no puedes tirar hacia delante.
Quieres gritar, pero no tienes voz. Se la llevaron los demonios que por la noche te visitan. Tienes cicatrices por todo el cuerpo. Invisibles para los demás ojos, pero no para los tuyos. Te recorren el cuerpo, en vertical, en horizontal. Te rompen la cara en dos mitades desiguales. Te resquebrajan el vientre sin temor. Y no puedes ni mirarte. Cierras los ojos y las lágrimas no son suficientes para curarte. Y quieres hacerlo, pero no sabes cómo, no sabes qué decir, no sabes qué hacer. Estás paralizada de miedo.
Solo quieres quitarte la piel, quedarte en los huesos y comenzar de nuevo. Construirte mediante el tiempo que has perdido. Dejarte ser con tranquilidad y paciencia. Pero la vida no se detiene por ti. No se detiene por nadie. Y el miedo y la desesperación te invade de nuevo, porque no puedes empezar si sigues caminando por ese sendero de espinas y veneno. No puedes ser sino te dejas serlo.
Quieres quitarte la máscara, sin que te señalen y te martiricen. Pero eres tú la primera que lo hace. Te juzgas antes de intentarlo. Te señalas antes de que nadie pueda siquiera escucharte. Pero quieres dejar de hacerlo, porque quieres ser. Quieres quitarte el peso que tienes encima de más. Quieres volar libre por el espacio. Quieres ser como los demás, sin dejar de ser tú primero. Quieres conocerte más y saber en qué eres buena. Quieres ser. Por primera vez.
Cuántas veces.
Y cuántas dudas.
Cuántos cuentos insertados en la mente vagabunda.
Cuántas veces.
Cuántas veces más tendré que comenzar a ser yo la que decida.
Cuántos miedos.
Cuántos temores ennegrecen mi alma profunda.
Y cuántas dudas.
"I just want to be myself, for once".
ESTÁS LEYENDO
Relatos cortos
De TodoA lo largo de los años he estado escribiendo mucho, sobre muchas cosas, pero, sobre todo, sobre historias de amor y de terror. En los próximos capítulos encontraréis historias diversas, con personajes de todo tipo, con un objetivo, en un mundo difer...