C3: Los mechas son terribles

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Se agarró del tubo de la estación con unas ganas enormes de vomitar.

Argentina se acababa de bajar del vehículo de suspensión y decidió que nunca en su vida se volvería a subir.

¿Pueden culparlo? El vehículo de suspensión prácticamente era un autobús flotante.

Eso sí, la vista planetaria era hermosa. Lastima que Argie hubiera estado ocupado conteniendo las náuseas.

Estuvo un rato así agachado y luego se enderezó y observó la Universidad Imperial frente a él. Una construcción enorme y magnífica. Grandes ventanales y estructura curva.

El celeste vió sin expresión a los estudiantes que se desplazaban en patinetas flotantes sintiendo regresar las náuseas y todo lo que salió de su boca fue:

-Moderno.

Bueno, no importa. Caminar le hace bien al cuerpo.

Después de recibir la notificación el día anterior, reunió un poco de información extra y luego se preparo para hoy.

La práctica de entrenamiento mecha de la facultad mecha, valga la redundancia, estaba en la facultad mecha. Que inesperado.

El protagonista original solía ir a ver a escondidas. Como un beta del departamento de estrategia débil, no tenían permitido ir a los entrenamientos por seguridad de su integridad física, sin embargo, muy en el fondo, estaba el prejuicio.

Argentina vio en el panorama las varias opciones de arboles que tenia para trepar y finalmente eligió uno relativamente cercano al muro de la facultad mecha.

Manejar un robot gigante sonaba muy loco, en especial para alguien como él que ni siquiera tenía licencia de conducir. En estos casos solo quedaba hacer lo mejor.

Extraño...

¿Cómo es que mientras trepaba sintió una mirada intensa sobre él? Al sentirla, inmediatamente busco por todos lados pero no encontró nada. Una persona trepando un árbol casualmente no ameritaba una mirada tan ardiente.

¿Efectos de protagonista? No lo se, estaba muy desacostumbrado a eso.

Sintiendo extraño en su corazón decidió dejarlo estar y seguir la trama.

Frente a él estaba la gran arena de entrenamiento. No era muy espectacular pero, oh, sorpresa, los robots gigantes haciendo una fila sí.

En ese momento la gente estaba entrando al lugar bastante animados. Se veían.... muy en forma, bueno, si, necesitaban tener un buen rendimiento físico para él ejercito. Viéndose a si mismo y a su escualidez, Argentina agradeció que iba a manejar mechas y no a pelear al frente.

Las personas ahí estaban conformados por centinelas y algunos pocos betas mas fuertes y resistentes que el promedio. Al fin y al cabo, lo que necesitaban para esta clase era un poder mental alto.

¿Porqué Argentina no estaba ahí si siendo beta aun puede manejar mechas? Su fuerza física era un asco y su poder mental era una escoria.

La miseria del protagonista.

-¡Bueno, bueno! ¿Están todos listos?

Al igual que Argentina, todos voltearon a ver a la puerta. Un hombre de lentes y expresión amable entro y camino hacía los grandes mechas dandole una palmadita al mas cercano. Se veía académico mas que guerrero.

-¿Profesor Alemania? ¿Dara esta clase? ¿Dónde esta el Maestro Noruega? -Grito alguien confundido la duda de todos los estudiantes en sus corazones.

El Profesor llamado Alemania le miro con una sonrisa y luego comenzó a arremangarse las mangas de la camisa dejando ver algunos músculos.

-Saben, están demasiado acostumbrados a verme dar clase de estrategia sin moverme del aula. Parece que olvidaron que al igual que el Profesor Noruega me gradué con honores del ejército. -De pronto, su sonrisa se amplió un poco y se dio la vuelta para ir a encender el simulador. -Espero que hayan calentado, estamos a punto de iniciar la lección.

Argentina sintió escalofríos. ¿Fue su imaginación o esa sonrisa tenía un toque malvado? Debe ser su imaginación, parece que nadie se dió cuenta.

Todos empezaron a subir a los mechas y luego inyectaron lentamente su poder espiritual. El enorme mecha de pronto cobro vida, imponente.

-Hoy simularemos algunos escenarios de batalla. No se preocupen, nada que no conozcan.

El Profesor Alemania apretó algunos botones y luego bajo la gran palanca a su lado. Todo con una sonrisa.



[......]



Oh, mierda.

Esto es terrible.

Nadie fue al hospital pero ahora la mayoría necesita un psicólogo.

Argentina está bastante seguro de que esta no es la práctica mecha habitual, es el Profesor. Argentina le tiene respeto ahora.

Afortunadamente para todos, el profesor que da esta clase es el Profesor Noruega. Esperemos su salud y vitalidad hasta el día que nos graduemos; no queremos que vuelva a dejar a Alemania a cargo.

A punto de bajar del árbol:

¡BANG!

Una pelota le hizo el favor de bajar en instantáneo.

Creo que aplastó a alguien.

Se cruzaron los cables ||CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora