"Tienes razón, Tengo a mi Hombre pero Te quiero a ti.
Estarás pensando en esto todos los días."
"Conozco a tu hombre, No te está controlando, Aún dudas. Lo pondré dentro de ti y Entonces me pertenecerás."
"You Right" by Doja Cat.
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El paso acelerado de ________ era evidente, incluso si sus pisadas hacían tanto ruido que los guardias de la frontera podrían escucharla, no le importaba, sabía correr. Estaba dispuesta a llegar lo antes posible a él bendito bar.
Cuando llegó a su destino, subió las escaleras sin mirar a los presentes, pues sabían que ella era siempre bienvenida por órdenes de su líder. Sus reflejos notaron a los mismos matones de siempre, a excepción de la mujer que estaba a medio camino de las escaleras, y que a esta solo le dio una mirada rápida para saber de quien se trataba.
Sintió su sangre hervir, pues verla en ese lugar, Justo en el momento en que ella también se encontraba ahí, no le parecía en lo más cómodo posible.
Siguió subiendo las escaleras para después abrir la puerta de la oficina de Silco, observándolo cómo giraba su silla, dejando de darle la espalda a su presencia.
—¿Qué te trae por aquí, cariño?...— Silco la recibió dejando sus pendientes a un lado y prestando atención a ________.
—Tu y yo tenemos que hablar. No son buenas noticias...—
Sevika se hizo presente al entrar por la puerta de la oficina, haciendo el menos ruido posible pero aún así la Piltilla se dio cuenta que estaba en la habitación. No sabía cómo encontrar las palabras para decirle lo que se avecinaba en las afueras de Zaun.
—Habla.—Dijo Silco.
—La Guerra llegará, es inevible. Todo esto se salió de las manos.—
—¿De que estás hablando, _______?.—
—Jayce me lo dijo, la guerra iniciará pronto, no hay otra opción, yo sé que los concejales firmarán a favor de él. Todos quieren eso.—
Una nueva presencia se acercó a la conversación. Aplaudiendo en su camino, haciendo que todos la miraran con el ceño fruncido debido a que estaba riéndose de tal vez, una de las peores noticias en tierra zaunita.
La Piltilla no le quedó más que verla con enojo, Marie parecía que se estaba burlando de la situación tan tormentosa que se avecinaba.
—¿Como es que sabe esa información antes que los propios concejales? ¿Acaso ella no será Judas? Viniendo aquí con sus prendas cortas y su generalidad de cambiar a Zaun. Pero ahora resulta qué hay una guerra.— Marie se burló.
—NO. Estás loca, ella es incapaz de traicionarme de esa manera.— Silco miró a ______ a los ojos.
—Jesús confió en Judas y esté lo vendió por 30 monedas de plata. Dime, __________. ¿De cuánto estamos hablando para que te alejes de Zaun?.— dijo Marie sacando una bolsa llena de monedas.
