"Tienes razón, Tengo a mi Hombre pero Te quiero a ti.
Estarás pensando en esto todos los días."
"Conozco a tu hombre, No te está controlando, Aún dudas. Lo pondré dentro de ti y Entonces me pertenecerás."
"You Right" by Doja Cat.
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La obsesión de Silco hacia ________ había crecido con el pasar de los años, quien lo diría, el líder fue quien decidió alejarse de ella por querer protegerla y el mismo había caído en su propio infierno. Estaba devastado, como pudo dejarla ir con aquel hombre que él había jurado destruir.
El líder de Zaun llegaba a su oficina molesto, pateando y tirando cosas al azar para dejar salir su frustración. Sevika miraba la escena pero intentaba ser comprensiva con él.
—Ella ya se casó con el hombre del progreso, Silco. Tienes que olvidarla.—
—CÁLLATE.—gritó Silco.
—Estás obsesionado con ella.—
—ELLA ES MÍA.— gritó nuevamente.
—Y porque la dejaste ir con ese imbecil si tanto la amabas.— reclamó Sevika.
—Dije que siempre la protegería, y la única manera de protegerla era no tenerla a mi lado.— la miró.
—Y ahora te pones como un maldito loco cada que ella está junto a él en público.—
Salió de la oficina enfadado, buscando el pequeño cuarto escondido cerca, aquel cuarto que había llenado completamente de imágenes de la Piltilla en todos los eventos como líder de Piltover. Mientras que en el ventanal se encontraba un mapa de todo Piltover de todos los lugares a donde ella se movía. La tenía localizada, había estado detrás de ella encubierto. Mirando cada movimiento, cada palabra, cada gesto que ella hacía.
Se había vuelto obsesivo incluso de la manera en cómo hablaba. Tan elegante, Tan femenina, Tan ella. Y en la noche no era la excepción. Pues había conseguido la copia de la enorme habitación donde ella dormía. Debido a que ella había separado su cuarto con el de Jayce. Silco aprovechaba varias horas de la noche para sentarse en el sillón frente a la cama y verla dormir tan tranquila.
El jamás la había dejado sola en absoluto. Pero era un maldito cobarde que no sabía cómo arreglar las cosas después de haberla dejado con el corazón destrozado en las manos de la Piltilla.
Antes del Amanecer él dejaba un casto beso en su frente y se regresaba al distrito zaunita sin ningún rastro de él. A excepción donde casi fue descubierto mirándola tomarse una ducha, Silco se había pasado de la mano y al querer abrir un poco más la puerta del baño para observarla desnuda, por culpa de unos pequeños ruidos de la manija, la Piltilla estuve a nada de descubrirlo espiándola.
