Habían pasado tres meses desde que existieron tales acontecimientos de parte de Yvonne, Mauro y Adaira, en los que los tres tardaron lo suyo en expresar lo que habían presenciado, sentido y experimentado cada quien a su modo, Velmondo se enojó por la revelación de Yvonne y duró sin hablarle dos días completos, incluso durmió en la habitación de huéspedes hasta que Vonne le contó cómo era que ella y su jefe habían acabado en aquella bochornosa situación que llevó a otra tragedia diferente e imprevista de la cual, su víctima fue ingresada en la unidad de quemaduras del hospital municipal localizado cerca de la zona. Los médicos en ese momento dijeron que de tardar diez minutos más, habría sido caso perdido (más o menos). Al entrar al hospital, la chica presentaba quemaduras de tercer, cuarto y quinto grado repartidas por su cuerpo pero predominaban las quemaduras en su lado superior del cuerpo.
En ese quirófano se llevaron a cabo seis cirugías diferentes, cuatro de las cuales tuvieron que utilizar injertos de piel y las otras dos en las que debieron reconstruir el músculo y algunos nervios en su cabeza debido a que la mayoría de esas quemaduras habían sucedido en la cabeza pues fue la que tuvo mayor contacto con el hierro fundido y la que estaba menos protegida por la tela y la cadena que tenían envueltas en torno al cuerpo.
Después de varias horas de cirugías, habían dejado recostada a la muchacha en una camilla una semana mientras le hacían terapias y la tenían en observación por si las zonas con los injertos los terminaban rechazando, cosa que sí ocurrió pero reemplazaron aquellos injertos y los nuevos parecieron funcionar. En cuanto a sus habilidades, solo habían salido afectadas levemente sus habilidades del habla, alguna que otra palabra le costaba y uno que otro recuerdo había desaparecido gracias al traumatismo sufrido pero no le quitaba el hecho de estar viva.
Mauro le había relatado a su pareja cómo es que estaba leyendo el periódico de ese día y vio el artículo del hombre que le había vendido aquel reloj y que su familia también sufrió consecuencias, cómo más tarde en la oficina su fantasma intentó matarlo pero luego tenía su propia mano en su propio cuello y que aquello había sido solo otro motivo más para asistir al funeral a despedirse de un sujeto que no conocía de nada pero que al mismo tiempo la muerte llegó muy velozmente a llevarse las almas de él y las de sus familiares más cercanos.
A su vez, Adaira un día se encontró en la gran mansión con la pareja y en un momento de tranquilidad narró del bombillo explotando frente a ella en aquel solitario pasillo, cómo estaba de repente flotando pero que sus compañeras de trabajo y su jefa no se percataban de nada, como si charlaran con otra versión de la misma Adaira, asimismo contó acerca de aparición de la sombra roja del lobo llegando después a morderla en el abdomen y desaparecer dejando una cicatriz de gran tamaño en su lugar. Todos sucesos muy extraños que, claramente no fueron los únicos en ese tiempo.
Cada día era algo diferente en cuanto al reloj concernía, los trances se repitieron y aumentaron su constancia, también lo hizo su intensidad y contundencia y esta vez no solo Mauro los experimentó, inclusive la misma peliazul se encontraba enredada en situaciones misteriosas como que una vez despertaba en medio de la madrugada, salía de su apartamento y caminaba por la carretera hasta que llegar a la "casa del reloj" o que volvía a ver la sombra del lobo pero más clara y nítida que de costumbre y, aunque suene irónico, al salir la luna llena, dicha sombra tomó una apariencia corpórea y se le apareció a la chica en medio de la cocina cuando se preparaba un sándwich de los que solía comerse; o que Yvonne de la nada miraba el pequeño y redondo reloj de la fábrica y de repente se transformaba en el de su casa faltando cinco para las cinco o que veía de ahí salir sombras de niños flotando o sangre goteando o sonaban gritos o aparecía la extraña sombra del hombre con cara de reloj.
En casa, las cosas se presentaban parecidas pero mucho más fuertes, en los días u horas libres de la pareja, existían los trances conjuntos donde Mauro se levantaba a las cinco de la mañana y caminaba mecánicamente y quedaba frente a frente con el reloj pero sus ojos se pintaban de un extraño color blanquecino al estar ahí, también sentía que un aura electrizante lo envolvía y el aparato lo hacía apoyar su mano en su estructura, es como si se fortaleciera cada vez más con los trances que inducía y hubieron además un par de ocasiones en las que Mauro amanecía empuñando un cuchillo o cualquier objeto con filo o punta afilada o cortante que hubiera en la casa y en una de esas, Yvonne lo había descubierto tratando de tallarse un número cinco pero no lo dejó llevarlo a cabo ya que antes de que la punta tocara su piel, lo había sacado del trance y como respuesta él dejó caer la tijera al suelo.

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Chronos Vicissim
HorrorEl tiempo y los objetos muchas veces van de la mano al igual que las personas que los portan, aunque estas últimas en algunas ocasiones desaparecen antes que sus pertenencias materiales y estas a su vez van envejeciendo con el efecto del tiempo. Nun...