Dudas y sorpresas

169 38 31
                                    

Capítulo 15 Maratón 2/2

Una vez más estábamos en la calle Spigman. Elie y yo habíamos recibido mucho dinero ese día y casi nos íbamos. Lo raro de todo es que ella no había pasado, lo normal era que fuera a su academia que tanto ama. Así que no entendía por qué no lo había hecho, quizás sólo estaba cansada, o tenía algo mejor que hacer. A pesar de todo no pude evitar preocuparme un poco, tenía una sensación algo inquietante dentro de mí, un mal presentimiento de nuevo.

Era casi hora de irnos pero decidí esperar un poco más. Tal vez el tiempo se iría más rápido si hablaba con Elie.

—Oye ¿Por qué estas tan callada? —pregunté pasándole mi brazo por encima.

Me miró y volvió a agachar la cabeza muy seria. Eso no era nada normal así que levanté su mentón y una fina lágrima callo por sus ojitos.

—Elie ¿Qué ocurre? —esta vez mi voz sonó un poco más exigente y preocupada.

—Jay no se que pasa con mamá, anoche me dijo algo extraño —respondió.

Oh no, espero que no haya sido nada demasiado peligroso.

—¿De qué se trata?

—Pues dijo que ya no amaba a papá y que estaba con otro hombre. También me dijo que no contara nada.

La niña contaba todo con desconcierto, era obvio que no comprendía la situación. Pero yo sí.

Más lágrimas comenzaron a caer del rostro de mi hermana.

—Elie estoy seguro que fue todo una broma —mentirle e intentar despistarla fue mi una opción para que no sufriera. Era demasiado pequeña para lidiar con algo así —Sí, lo más probable que todo haya sido para jugar contigo. Ella ama a papá y seremos una familia feliz siempre.

Pretendía que viviera al menos esa ilusión. No quería que ella pasara por dilemas así siendo sólo una pequeña.

—¿De verdad? —preguntó esperanzada y los ojos le brillaban otra vez.

—Claro que sí —respondí limpiando lo que quedaba de su tristeza.

..

Pronto ya nos habíamos ido a casa y sin ningún rastro de Monik. Estaba preocupado por ella, pero aún así mi mente estaba muy ocupada pensando en todo lo que le diría a mi madre. Y cuando llegué a casa mandé a Elie a su habitación con papá a su lado.

—Mamá, tenemos que hablar.

Ella sólo me siguió. Antes de decirle algo debía deducir que personalidad tenía hoy.

—¿Cómo te sientes? —pregunté casual haciéndole espacio en el sillón.

—A decir verdad estaba por hablar contigo también —dijo mientras se sentaba.

Estaba modo agradable. Cuando se encontraba así solía ser buena pero al mismo tiempo no perdía su sarcasmo.

—Anoche hablaste con Elie. De verdad no puedo creer que quieras hacernos pasar por lo mismo del año pasado —expresé tajante.

No era posible que quisiera volver a esa vida que tenía antes.

—No se de que hablas.

—Hablo de que llegas a casa de noche, borracha y con un golpe en las costillas. Hablo de que traes dinero que no sabemos de dónde sale. Se sincera ¿Te estás prostituyendo otra vez?

Hizo silencio.

No me gustaba nada es palabra, el año pasado me costó mucho perdonarla. Sin embargo mi padre lo hizo fácilmente con la condición de que no se repetiría. Ella se encargaba de hacerme la vida difícil cada vez. Tenía dentro de mí una especie de enojo con tristeza y decepción, mi propia madre era tan inmoral.

—Bien, no hace falta que me respondas. Tus ojos lo dicen todo, sigues haciendo las mismas basuras del año pasado —mis palabras parecieron dolerle demasiado. Así que comenzó a llorar.

Llanto, estaba tan arto de sus lágrimas falsas. Así que cuando se acercó a mí en busca de consuelo no hice más que alejarme, despegarla de mi. No podía ser tan hipócrita como ella, no tenía una personalidad tan falsa. No es que fuera perfecto pero al menos intentaba mantener mi honradez y moral limpias.

—No finjas más que no te creo nada. No te pega esa actitud de víctima.

Ella, entre el llanto, habló:
—Jayled necesitamos dinero, los ahorros para la colegiatura de Elie se están terminando. Ni siquiera sabemos si acabará la primaria, y tú... Últimamente parece que tienes cosas mejor que hacer que preocuparte por el dinero.

—Mamá ¡Hago lo que puedo!

Desde cierto punto de vista, lo que dijo parecía razonable. Pero aún así me dolió tener que admitir que había distorsionado mi vida un poco. Tal vez me había distraído con Monik, tal vez mis condiciones no estaban como para aceptar a alguien más en mi vida. Además ¿Qué podía ofrecerle yo a alguien que lo tenía todo? Y ahí comencé a dudar si estubo bien que yo, un simple mendigo, que apenas puedo sostenerme a mismo intente hacer por alguien más.

Yo la quería, pero no tenía condiciones adecuadas, ni tampoco derecho a acercarme a ella. Era demasiado para mí. Y me propuse de una vez acabar con todo y olvidarme de ella. Pero justo cuando estaba por salir Monik venía entrando a mi casa. No podía creerlo ¿Cómo supo mi dirección? ¿Por qué llegaba llorando? ¿Por qué tenía rasgado el vestido y moretones de golpes por todo el cuerpo?

N/A
Aquí dejenme sus opiniones, sus teorías y si les gusta o no la historia.
Muchos besos y gracias por leerme.

La dama del sombrero (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora