~ Capítulo IV ~

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~ Capítulo V: Las lágrimas son la sangre del alma ~

Louis está marcado por sus memorias de Londres de por vida y admite que está un poco roto, quebrado -quizás más allá de la reparación.

Él supone que así es como funciona... Te hieren y esa herida sin sanar, será una de las cosas que arrastres a cada lado.

Los traumas no superados y las consecuencias de no tratarlos son garrafales, toda persona en el mundo lo sabe y a pesar de ello, siguen con el patrón de dolor infligido sin detenerse a pensar con detenimiento en acciones tan pequeñas pero con gran significado y valor en la vida de uno.

No existe nada original, cree Louis, porque cada corazón roto es solo una copia de otro corazón roto.

Nunca seremos los primeros y mucho menos los últimos en sangrar.

Somos meras copias de copias de copias... Y Louis no puede NO incluirse a sí mismo en esa lista, porque es el vivo reflejo de los traumas de su padre.

Hizo todo por mantener esa sonrisa de orgullo en su rostro, y conforme crecía, más veía que la imagen de su supuesto héroe se rompía en mil pedazos.

Recuerda cuando niño haber fallado un par de veces en su comportamiento.

Recuerda la risa y la alegría de jugar siempre; luego vienen a su mente los regaños de la profesora y las llamadas a sus padres por inquietud y falta de atención en clase... La mirada de decepción y como el peso cayó sobre sus frágiles hombros al prometer que mejoraría y daría todo de sí, sin tener idea de en qué diablos se estaba metiendo.

Durante su adolescencia, los estudios se tornaron complejos y la relación de sus padres aún más tormentosa. Mientras él exploraba su sexualidad y descubría su gusto por los chicos, sus padres discutían y él debía mantener a raya sus sentimientos, ocultar sus noviazgos y fingir que desconocía los problemas de adicción y alcoholismo de su padre.

Sus notas empezaron a bajar, su novio de dos meses lo dejó sin darle una explicación y fue ahí cuando la verdadera mierda empezó para él; ningún mérito obtenido era suficiente porque era "su deber como hijo" mantener ese promedio. Tener amigos tampoco era una opción, considerando que la última vez que los trajo a casa por su cumpleaños, su padre fue un pésimo anfitrión que hablaba desvaríos mientras rompía objetos y se caía.

La cereza del pastel fue cuando la mamá de Louis, descubrió la otra familia de su padre que vivía a pocas calles de la casa.

Ellos parecían de un mundo completamente distinto. Su padre los visitaba seguido y cuando lo hacía, hasta usaba perfume y terno. Nunca olvidaba los regalos y los trataba con un amor que Louis solo recordaba haber recibido hasta sus 8 años.

La señora Jackeline Tomlinson como es de esperar, enloqueció. No obstante, lejos de dejar a su marido y empezar una nueva vida con su hijo en un mejor lugar, dio rienda suelta a sus oscuros deseos de venganza y se casó de nuevo al poco tiempo con un viejo amor de universidad, no sin antes retirar el dinero de fondos de estudios de universidad de Louis.

Nunca lo menciona pero el día en qué Jackeline se fue dejó de ser su madre por el hecho de dejarlo a su suerte con ese monstruo. Su única madre fue su abuela que le enseñó lo que era el amor y la dulzura, ella murió cuando Louis tenía 5 años y sin embargo, en sus cortos años de vida le demostró mucho más amor que su propia madre.

Y el hombre, sí es que se le puede llamar así, siguió jugando al rol de padre perfecto con su otra familia.

Una portada tan fácil de resquebrajar si echabas un vistazo a la casa de Louis.

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