👾Video Game👾• YM

Nivel O2

—¿Seguro que te agrada la ropa?

Jimin despegó la mirada del espejo y giró el cuello hacia Taehyung, asintiendo con una pequeñísima sonrisa.

—Seguro. Gracias por seguir prestándome tu ropa— Asintió mientras lentamente se acomodaba el abrigo largo de color beige. Su hombro dolía mucho, pero no era la primera vez que recibía una bala, ya sabía manejar ese dolor y cómo evitarlo lo mejor posible.

—De acuerdo— Asintió Taehyung también.—Si necesitas algo, llámame. Te estaremos esperando en la sala.

El pelirrosa observó a través del espejo cómo el otro salía de la habitación, y en silencio se miró a sí mismo.

Todo se sentía tan irreal. Había una sensación demasiado fría en su pecho, y su cuerpo se sentía como si estuviese flotando. Incluso el silencio le aturdía.

Sus manos actuaron en modo automático, arreglándose los desperfectos de su imagen; al igual que sus pies, que una vez estuvo listo le hicieron salir de la pieza para encontrarse con el cuarteto de amigos.

Ciertamente se sentía incómodo con la idea de ir a pasar la cena de fin de año con la familia de Jeon. Para empezar, él jamás ha tenido la oportunidad de celebrar dicha fecha y, de hecho, nunca lo había pensado. Sin embargo, los demás chicos se negaban a la idea de dejarle solo en el departamento, y no planeaban que uno de los cuatro se perdiera de la cena y se quedara con él. No había de otra.

Una vez todos listos, Seokjin repartió bufandas para todos y salieron del departamento. Siendo ya de noche, la temperatura era bastante más fría que hace unas horas.

El trayecto a la casa de la señora mamá Jeon fue bastante silencioso, habían canciones de la radio sonando a bajo volumen y uno que otro comentario del grupito de amigos. Jimin comenzaba a pensar que le agradaba mucho viajar en auto, le parecía relajante.

Veinte minutos después, el mayor de todos estacionaba el vehículo frente a la vereda de la casa Jeon.

Se trataba de una construcción de dos pisos, no lujosa, de ladrillos rojos y llena de plantas que seguramente en primavera harían que todo el lugar se viera hermoso. Las luces navideñas eran amarillas, dando sus recorridos alrededor de los faroles y en las líneas del techo; también habían dos pinos de luces dando el camino a la puerta, la cual tenía colgada una decoración de Santa Claus.

Antes de descender del carro todos se aseguraron de cubrirse bien la nariz y la boca con sus bufandas, Taehyung y Jungkook prestando atención de que Jimin lo hiciera.

El tatuado fue por delante, abriendo la rejilla que accesaba a la cochera y cerrándola cuando todos estuvieron dentro de la propiedad, luego yendo a tocar la puerta.

Jimin solo permaneció hasta atrás junto a Yoongi, sin saber qué hacer o esperar.

Repentinamente la puerta fue abierta y una mujer casi tan alta como Kook les recibió con una sonrisa cariñosa.

—¡Mis muchachos!— exclamó alegre, después apartándose del umbral.—Adelante, adelante. Hace mucho frío.

Conforme iban entrando, para sorpresa y nula costumbre de Jimin, la señora Jeon les fue abrazando uno a uno, retirándoles las bufandas y tomándoles de las mejillas para hacerles bajar la cabeza y así poder besar sus frentes.

Ninguno de los cuatro chicos se mostró incómodo, sino todo lo contrario, casi vibrando de pura felicidad y cariño por el gesto de la mayor.

Jeon Wooah casi repite el ritual con el pelirrosa, pero se detuvo y mostró una mueca sorprendida.

—Uh, a ti no te conozco— señaló, aunque sonriente.—¿Cuál es tu nombre, cielo? ¿Y por qué mis hijos no me mencionaron tu compañía?

—Mi... mi nombre es Jimin, señora— El de labios pomposos hizo una venia, cohibido.—Lamento involucrarme de improvisto en la cena familiar.