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La sed es un síntoma natural por el que se definen esas "ansias" de beber líquido.
Este sentimiento no es más que un mecanismo de defensa que usa cualquier vampiro para vigilar la energía vital  en su cuerpo.
Unas células especializadas del cerebro, detectan esta disminución de energía desencadenando la fatiga, así como la liberación de hormonas sexuales que viajan a través del  torrente sanguíneo de un no vivo. Ya que el tener sexo muchas veces absorbe energía vital, pero obvio, nada mejor que la sangre.​​​​​

Valentine pasó su dedo pulgar sobre la dulce carne de cerdo, demorándose al llegar a la carótida, donde el pulso de los animales se hace más fuerte. Juraría que su propio pulso se aceleró también, (aunque esté sea inexistente) cómo respuesta a la prisa con que la sangre fluía por debajo de esa superficie delicada de su plato. Valentine inclinó su oscura cabeza y besó esa tierna carne, dejando que su lengua jugara allí donde el corazón del cerdo yacía con los suficientes condimentos para darle más sazón.

—Dime —murmuró su madre; su voz había sonado como un gruñido grave en medio de los palpitantes latidos del  cerdo. —, ¿es una carne buena o una carne mala?  La mujer con medias de rejilla, y vestida con un corsé negro que realzaban  sus pechos miraba a su hijo en busca de aprobación ante la comida que había preparado de desayuno.

— Es mi favorito. — Respondió Valentine.

Él sonrió ante su ebria mirada, sin molestarse en ocultar los colmillos. Era uno de los muchos vampiros que amaba la carne sangrienta.  El tipo de vampiros al que Valentine pertenecía se trataba de una clase emocional, algunas generaciones, como su madre habían transmitido a su descendencia la sed (la principal necesidad) de sangre.

Aun así, unos pocos cómo el o su madre habían sucumbido a su lado salvaje perdiendo sus escrúpulos, adentrándose por una calle de dirección única pavimentada de sangre y locura. Ellos eran los renegados. Su madre despreciaba a ese tipo de hazañas, a Valentine solo le daba igual, aunque la curiosidad por hacer cosas hostiles apenas estaba creciendo sin que él se diera cuenta.  Como vampiro que disfrutaba de sus placeres, Valentine no estaba muy seguro de lo que prefería: la cálida y sabrosa vena de un cerdo bajo su boca o  volar por los altos en su forma quiróptera, o conocido popularmente como murciélago.

—¿No te estas tardando en ir a la escuela? —su  progenitora de  pelo negro que estaba en su izquierda miraba fijamente a Valentine con total desaprobación—. ¡Yo no quiero que mi hijo, terriblemente llegue tarde! — Aunque su fuerza no era mayor, no negó sentir un leve picor en cuanto su mano aterrizó en su mejilla. Muchas veces hacía eso, pero llegó un punto en que los maltratos físicos eran casi irrelevantes. Ya no dolía como antes.

—Tranquila, soy un buen alumno. —le advirtió él mientras llevaba los dedos a sus labios.—

—¿Ah, sí? —Ella soltó una risita y abrió los ojos con asombro—. Apuesto a que sí, cariño.

Valentine se retiró sin comer su carne y avanzó. Miró por encima de ella, suponiendo que su propia madre asumiría la molestía de ser interrumpido en la comida mas importante del día.

A unos pocos metros de distancia llegaba  a la institución (bastante temprano). Era pleno verano y el césped en el jardín delantero estaba gris pero extrañamente lozano.
Generalmente todos coincidían con sus grupos de amigos que habían construido, pero nadie lo esperaba a el aunque llegara a una hora regular. Cuando estaba a mitad de camino, según el relato que se repetía con expectante horror para cada nuevo miembro de la escuela, se percibía un mal olor, como de carne en descomposición.

Al golpear en la puerta principal de su aula no obtuvo respuesta. Miró hacia adentro y no pudo distinguir nada en la penumbra. En vez de entrar, rodeó el salón, y fue una  mala suerte que lo hiciera. En la parte de atrás, el olor era aún peor. Valentine intentó abrir la puerta del fondo y como estaba cerrada sin llave entró en la cocina del instituto.
Bram Devein solía decir que la cocina estaba llena de moscas. Zumbaban por todas partes, se posaban en... Un platillo desconocido que solo encontraba medianamente llamativo por su ayuno. Se acercó lentamente, tomó un pedacito, guardándolo en una parte de su saco, salió de allí y volvió directamente a su aula.
La clase era un atestado, caótica. Se abría paso entre montones dé libros que se caían a pedazos, solo deseaba comer.

 𓄹 ♡ !   🅽 𝖾 𝗐 ✦ : 𝗅 𝗂 𝗳 𝗲.  (Monster High, Kieran Valentine × Spelldon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora