⁕Encontré Mi Hogar En Ti⁕ Ateez

Capitulo 8

Hubo un momento en su vida en el que Hongjoong no estaba seguro de que las cosas funcionaran para ellos. De hecho, hubo muchas ocasiones en las que tuvo que sentarse y tratar de aceptar que todos los planes que habían creado juntos simplemente no sucederían porque el universo tenía otros planes para él. Es por eso que luchó para planear las cosas tan lejos en el futuro, no quería hacerse ilusiones y luego hacerlas trizas.

A pesar de su duro exterior, Hongjoong sabía que su corazón era demasiado frágil para su propio bienestar. No tomó bien la pérdida de ningún tipo, especialmente la pérdida de las personas que amaba.

Hubo un tiempo en su vida cuando era más joven de lo que esperaba que la vida siempre funcionaba sola, que siempre había un final feliz. Como protagonista de su propia historia, ciertamente habría un final feliz incluso si el viaje no hubiera sido más que dolor y pérdida. Al menos así había sido en todos los libros que leía de niño. Había sido un sueño suyo, crecer y ver el mundo, explorarlo y descubrir todos los secretos que contenía. Incluso cuando era un niño, Hongjoong siempre estaba buscando una aventura, su pequeño espíritu había sido el doble de grande y tres veces más fuerte.

Pero a medida que creció, su situación familiar había cambiado, y luego los siguientes pasos que dio cuando era adolescente se dio cuenta de que las historias que leía sobre finales felices eran solo eso: solo una historia. Había roto a su niño interior cuando su familia se desmoronó, y Hongjoong podía rastrear sus problemas de ira hasta el mismo día en que sucedió.

A medida que su vida pasó volando, su corazón se volvió más y más sólido con cada año que pasaba. Cuando tenía poco más de veinte años, estaba seguro de que ya había experimentado las mejores partes de su vida, pensó que simplemente no mejoraría para él. Fue entonces cuando ocurrió el apocalipsis: destruyó su hogar y la mayor parte de su país de la noche a la mañana. Era un fenómeno que aún no podía reconstruir, pero pensó que era el universo castigándolo por algo que había hecho mal, que la lista de cosas vergonzosas que había hecho en el pasado no era corta de ninguna manera.

Aunque en medio de los horribles eventos y los muchos años que pasaron viviendo constantemente temiendo por su vida, Hongjoong se había dado cuenta de que tal vez todavía tenía que experimentar los mejores años de su vida. Nunca estuvo seguro de cómo expresarse correctamente; se puso celoso de cómo Mingi siempre parecía ser amigo de todas las personas con las que hablaba y cómo incluso Yeosang de todas las personas también podía expresarse mejor que Hongjoong.

Había sido un milagro que los siete hombres que había llegado a conocer le dieran una oportunidad. Odiaba a su yo pasado, realmente lo hacía. Deseaba poder regresar y arreglar su comportamiento y descubrir cómo actuar como una persona humana normal sin pelear constantemente cada segundo del día. No había nada que pudiera hacer al respecto ahora, el pasado estaba en el pasado, y tuvo la suerte de tener su vida adornada con esos siete hombres increíbles.

Realmente fueron una bendición. Si bien afirmó que Seonghwa lo había salvado, sabía que todos y cada uno de ellos jugaron un papel especial en rescatar a Hongjoong de sí mismo. Hongjoong había predicado la independencia en el pasado, pero ahora podía decir con confianza que no habría podido sobrevivir todo ese tiempo solo. Le habían abierto los ojos para ver su verdadero yo.

Después de largos años de tratar de quitar la astilla del ojo de todos los demás, lo habían ayudado a quitar el leño del suyo.

Por eso, estaba eternamente agradecido.

Sin embargo, también hubo un momento en su vida en el que deseó no haberlos conocido nunca. Siempre había escuchado que era mejor haber amado y perdido que nunca haber amado en absoluto, pero en medio de perder lo que había amado, no estaba seguro de que eso fuera cierto. Cuando se los quitaron, uno por uno, Hongjoong se encontró deseando nunca haberlos conocido, nunca haber sabido sus nombres y nunca haber venido a llamarlos su familia.