dos

81 8 1
                                    

- Tú, ¿Qué carajos haces en mi puerta? - me apoyé en la puerta.

- Te seguí - dijo sin ningún problema.

- Genial, oseaque aparte de mal conductor eres acosador.

-No te creas tan importante ¿quieres?; vine a devolverte esto - en su mano sepodia distinguir un móvil con lapantalla rota, por supuesto, el mio. Quizá me porté un poco infantil.

- Te agradezco.

- Es lo menos que puedo hacer después de casi atropellarte - y soltamos pequeñas risas.

- Perdon por exagerarlo todo y tratarte de esa manera, tuve un dia un poco complicado.

- No hay de qué

- Annelise - sonreí con desden. - Y tú... James ¿verdad? - el solo asintió.

- Tienes un hermoso nombre de hecho.

- Pues... gracias - nos invadio un silencio un tanto incomodo por cierto.

- Okey - rompió el silencio - creo que es hora de irme - dijo el metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones, lo cual me pareció muy sexy - hasta pronto Anneliese.

- De hecho - dije y el volvió su mirada hacia mi - estaba cocinando ¿te gustaría pasar?.

No sé por qué pero presentia que iba a rechazar mi invitación, de seguro tenia mejores cosas que hacer antes que almorzar unos simples espaguetis con una niña caprichosa que lo había insultado toda la mañana.

- Claro, por qué no.

Y así fue como me trague mis propias palabras.

Me hice a un lado para que pudiese pasar adentro y cerré la puerta detrás de mi.

El solo se adentró y se quedó parado en frente de mí para que le mostrara en camino.

- Por aquí - señalé con mi mano hacia la cocina. La cual estaba a unos metros de la sala.

Caminé hacia aquella, aún con los pies descalzos y el me siguió por tras. Lo invité a sentarse en uno de los bancos que se encontraban en la isla de la cocina mientras que yo terminaba con la cena. A lo que el solo observaba con atención cada uno de mis movimientos.

Luego de unos minutos la cena ya estaba lista, asique coloque la comida en la mesa, una par de copas y el vino que había comprado en la tarde.

La cena estaba siendo un poco silenciosa e incomoda por el motivo de que ninguno sabia de que tema le podría interesar al otro. Pero ,uego de unos minutos, él habló.

- ¿Y que es lo que estudias Anneliese? - juntó sus manos apoyando sus codos sobre la mesa.

- Que ¿qué estudio dices? - el asintió - Pues estoy terminando el profesorado de Filosifía.

El solo me miró y sonrío.

Solté una pequeña risa y desvie mi mirada hacia otro lado, su mirada me hacia sentir cosas inexplicables.

Aclaré mi garganta - ¿Y tú? - levanté la mirada para encontrarme con la suya - ¿A qué te dedicas?.

El sonrió - ¿Es en serio? - dijo, a lo que yo solo hice un gesto levantando mis cejas en forma de afirmación, él suspiró - Soy dueño de una empresa de finanzas muy conocida aquí, me sorprende que no me conozcas.

- Pues no... no sabia quien eras hasta hoy James - dije haciendo énfasis en su nombre.

- Me encanta como lo dices.

- No creas que tu coqueteo seductor funcionará conmigo - sonreí.

No dijo nada, solo se levantó de su asiento y se acerco a mi, tomó mi mano e hizo que también me levantara de mi asiento, juntando nuestros cuerpos, sosteniéndome de la cintura con una mano, mientras que la otra tocaba mi mejilla.

Mientras que yo colocaba mis brazos abrazando su espalda baja.

Mi corazón se acelero y al parecer el suyo también, los nervios se apoderaron de mi cuerpo, sentía como mis piernas flaqueaban a causa de su toque.

- ¿Qué pretendes James? - dije mirándolo a los ojos.

Esos hermosos orbes color océano en los que tanto me perdia.

- ¿Por que no sales de mi cabeza Ana?

Y pasó, nuestros labios chocaron, derramando deseo y lujuria por todo el comedor, desesperados por sentir la escensia del otro. Todo esto paró culpa de la falta de aire, maldita falta de oxigeno pensé.

- Al parecer mi coqueteo seductor si ayudó en algo - sonrió con arrogancia a lo que yo solo respondí con una vuelta de ojos y sonriendo mientras negaba con la cabeza - Debo irme - me dijo y solo asentí.

- Claro.

- Me encantaría volver a verte Ana.

- Y a mi a ti James.

- La cena estuvo deliciosa, gracias por tu invitación.

- Gracias a ti.

El me soltó suavemente, se alejó y recogio su abrigo para caminar hacia la puerta. Lo acompañé hacia esta y la abrí.

- Espero reencontrarnos algún dia muñeca - sonreí ante el apodo.

- Adios James.

- Adios Anneliese.

Y así fue como nos despedimos, sin un intercambio de teléfonos, sin una pregunta personal, practicamete volviendo a ser unos completos desconocidos.

;

Sabado 10:30 a.m

El sonido del timbre me despierta, molesta me levanto de la cama para atender a la puerta.

Al abrirla un chico con uniforme de repartidor se presenta.

- Buen dia señorita... - baja su mirada al paquete que sostenía en sus manos - ¿Anneliese Broke? - pregunta.

- Ella misma, pero... no recuerdo estar esperando nada -

- Aquí dice su nombre señorita Broke debe firmarme aquí - extiende un dispositivo en frente de mi junto a un lápiz táctil, a lo que firmo donde el indicó - listo, que disfrute de su pedido señorita - sonrió amablemente y salio de ahí.

Yo aun en la puerta con cara de confusión me pongo apensar en quien carajos habrá enviado un paquete, ya que como antes dije, no había encargado nada.

Luego de unos minutos parada en la puerta con los pelos hechos un desastre, descalza y en pijama, decido entrar. Me dirijo hacia el sofá para averiguar que había dentro de la bolsa, se lograba ver una tarjeta, una rosa y una caja envuelta en papel de regalo, la curiosidad me invadio y no aguante en sacar las cosas de la bolsa, lo primero que tome fue la rosa rosa para llevármela a la nariz y oler ese aroma tan exquisito, lo siguiente fue tomar la tarjeta y comenzar a leerla.

Anneliese

Disculpame por haberte causado dolores de cabeza todo el dia del martes, déjame recompenzartelo con este regalo, espero y te guste la rosa, me hizo acordar a ti en el instante en el que la vi, tan fresca, simple y hermosa. No dejo de pensar en usted señorita Broke.

Con cariño, James Buchanan.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente luego de leer el nombre del destinatario. Como es que James hubiese tenido ese gesto tan bello con alguien que conoció hace tres días.

Después de casi una hora pensando en lo que acababa de pasar, vuelvo a la bolsa y tomo la caja con envoltura de papel regalo. Procedo a abrirla y ver que es lo que contenia, lo que al ver de que se trataba me quedo sin aliento, carajo pensé. Un móvil nuevo. Mis ojos se abrieron como platos, mi respiraciob se agitó y yo no lo podía creer. Tomo el móvil en mis manos, lo enciendo y lo perimero que aparece es una notificación de él, al parecer me había regalado el móvil con el propósito de tener mi numero. El mesaje decía: ¿Te gusto mi regalo muñeca?, al leerlo una sonrisa se formó en mi rostro, había tenido el gentil gesto de regalarme un móvil nuevo en remplazo del roto culpa de nuestro insidente.

Me llené de coraje y respondi su mensaje: Gracias por el detalle, pero no hacia falta, mi móvil aun funciona, por cierto la rosa me encantó, gracias.

LimerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora