01

36 4 0
                                    

—Y al final dijeron que Sakura se graduará y... ¿Me estás escuchando?—El chico seguía mirando su celular, sonriendo. Ningning suspiró.—¡San!

—Lo siento, ¿qué ocurre?

—Te he preguntado si recuerdas cuando es la canción debut de mi grupo favorito...—Interrogó, una de sus cejas levantándose. San soltó el celular y comenzó a pensar.

—Mh... ¿Work From Home?

—¿Siquiera sabes cual es mi grupo favorito?

—¿BTS?

La chica soltó una risa, enfadada, tomó sus cosas levantándose de su asiento, dispuesta a salir de la cafeteria, no sin antes dejar el dinero de la cuenta y un poco de propina para la amable camarera en la mesa donde festejaba otro mes con su novio. San tardó un poco en darse cuenta de que su novia se iba, pues seguía muy concentrado en lo que sea que miraba en su celular. Cuando notó que Ningning se estaba yendo comenzó a seguirla. La chica ya estaba demasiado lejos, por lo que decidió correr, llegando junto a ella en un instante, tomando su brazo para detenerla.

—Sueltame San.

—¿Dónde vas? ¿Que ocurré?

—¿En serio quieres saber qué ocurre?—San la miró desconcertado, sin entender que sucedía con su novia.—Ocurre que no sabes nada de mí. ¡No me prestas atención cuando te hablo! ¡No eres capaz ni siquiera de nombrar al grupo del cual te hablo las veinticuatro horas del día!... Yo sé todo de tí, San, y ¿tú me conoces?—El chico asintió, un poco inseguro de su acción.—No. No sabes nada de mí. No sabes nada de nadie, ni de tus propios amigos. Estás demasiado concentrado pensando en tus cosas como para darte cuenta de lo que sucede a tu alrededor... Ya no puedo con esto, San.

—Lo lamento, ¿ok? ¿Contenta?

Ningning sonrió sarcasticamente, negando con su cabeza. San aún lucía confundido.

—Terminamos, San.

Aquello fue como un balde de agua fría en medio de una montaña llena de nieve en invierno. Todos los sueños y metas que tenía junto a su novia, ahora ex, se habían desvanecido como burbujas cayendo sobre una superficie.

—Ning, nosotros... No, no podemos terminar. Tenemos una promesa, ¿recuerdas?—Extendió su brazo ante la chica, levantando la manga de su chaqueta de cuero, dejando ver allí una pequeña pulsera roja hecha a mano con un pequeño imán en forma de corazón.

La chica acarició la mejilla de San, notando como los ojos de este comenzaban a humedecerse. Amaba a San, por supuesto que lo hacía. Lo amaba con todo su ser. Pero aquella situación la estaba matando. Todos los días llegaban más y más inseguridades, haciéndola creer que era aburrida y nada interesante. Todo por la indeferencia de San hacia ella. Depositó un dulce beso en la mejilla del chico, despidiéndose del que alguna vez fue el amor de su vida.

—Lo lamento...

Dicho esto comenzó su camino a casa, con todo el dolor en su corazón sacándose la pequeña pulsera de su muñeca, para luego tirarla al suelo. Dejando atrás lo único que la unía con San.

Por su parte, el chico se tambaleaba en su lugar, obligando a su cuerpo a encargarse de mantenerlo en pie. Estaba confundido, triste, enojado. Había perdido a la chica de sus sueños por ser un idiota.

Su corazón ardía.

¡San, no digas la D Word! | [Sanwoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora