Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que lo vi, pero aún así, lo recuerdo muy bien. Recuerdo cada parte de la historia como si hubiese sido ayer, como si el tiempo no hubiese pasado, como si los recuerdos estuvieran frescos en el tiempo. Es increíble lo mucho que puedo recordar y lo poco que puedo sentir, como si las sensaciones empezaran a desaparecer, pero los recuerdo quedaran inertes ante el ocaso.
He decidió escribir estas cartas porque dicen que el desahogarse alivia el alma, cura el corazón y ayuda a la calma. Sé que lo que escribiré aquí, será algo que jamás verá, será algo que jamás sabrá y está bien, me conformo con saber que de una u otra manera, lo dije.
Mi corazón roto y adolorido sigue sin sanar, el tiempo parece torturarme sin saber de él, sin saber de su andar, sin saber de su pensar. Hace poco y la vez tanto, solíamos compartirlo todo, como dos almas infinitamente condenadas a estar juntas, como si hubiésemos nacido el uno para el otro ¿Suena hermoso? Yo creo que sí, suena bastante susceptible para el corazón y bastante excitante para la mente.
He llegado a caer en la desesperación, en la necesidad y el deseo, pero luego recuerdo que el amor no es así, no es una necesidad, solo es un sentimiento que a lo largo del tiempo, crece y madura, formando una armadura ante lo impensable, ante lo destructible.
Respiro calmadamente y vuelvo a pensar en él, de una manera sana y resignada a olvidar, resignada a dejar ir aquello que me hizo tan bien y la vez tan mal ¿Estará bien dejar ir aquello tan bello y mortífero? No lo sé, pero es preferible dejarlo así, en el pensar, en el quizá.
Dicen que lo bueno llega con el tiempo, llega cuando debe llegar, pero... ¿Qué sucede cuando ya llegó y se dejó ir? ¿Vale la pena seguir creyendo en que lo bueno llegará? Llevo aproximadamente medio año pensando en ello, en aquellas palabras frívolas que parecen hacerme daño, pero a la vez, consolarme.
Tú que si leerás esto, sabrás la impotencia que es dejar ir aquello que te hace un bien, aquello que te ayudó a crecer de manera mental y emocional, aquello que te inspiró a escribir aquellas palabras frágiles y efímeras, que dejarán marca en aquellos corazones que pasen por lo mismo.
¿Volverá? ¿Será sano pensar en aquello que se ha ido o será malvado dejar al corazón sin recuerdos? La esperanza no se pierde, pero la felicidad, poco a poco la abandona.
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Cartas a lo imposible
PuisiLo que el corazón le calla a un amor imposible y olvidado. Portada por @EditorialAtlantic