Cretino

108 12 0
                                    

ꟷ Supongo que esta vez me excedí. – murmuraba Manigoldo, observando como a su alrededor era un enorme caos, ni siquiera sabe por dónde empezar a limpiar...

Había ido a una ciudad a Grecia por ordenes de Sage, parece que unos espectros habían llegado a una ciudad y estaban provocando demasiados estragos, cosa que no podía permitir el joven caballero de Cáncer. Pero al observar como había quedado la aldea después de toda la disputa...

ꟷ Van a matarme... soy hombre muerto. – gruñía con pesimismo, pero bueno, así es la vida a veces, ¿no? Un día eres prospecto a patriarca y al otro jodes una ciudad entera por imprudencia, cosas que le han pasado a todos, ¿no?

Para su fortuna, los ciudadanos aceptaron no contarle a Sage lo que había pasado realmente si el caballero les ayudaba a organizar todo la desgracia que había ocasionado. Lo hicieron mover muchas varillas, ladrillos, y fue el encargado de mover todo el material pesado, no es sorpresa para nadie. Manigoldo agradecía que al menos le ofrecieron agua y comida cada tanto tiempo.

ꟷ Unos escombros habían entrado a esta casa, ¿podría sacarlos, sir Manigoldo? – un aldeano señaló una casa que se encontraba cerca de ellos, seguido por los ojos del italiano.

ꟷ Claro, ya lo hago. – rascando su nuca, procede a continuar su penitencia. La casa tenía todo el techo destrozado y todas sus partes habían caído encima de los pocos muebles que tenían... se sentía muy mal por eso...

Empieza a remover los escombros más fáciles de sacar, todo para ir haciendo espacio en el lugar para quitar los más grandes después. Su tarea continuaba hasta que, un ruido entre las grandes piedras y trozos de madera llamó su atención, se acercó lentamente al lugar de origen, parece un animal atrapado, aunque no consigue verlo a primera. Omitiendo un momento su labor, los escombros arroja a otro lado de forma incesante, hasta que nota el causante de todo ese escándalo.

ꟷ Así que eras tú, pequeño desgraciado. – ante sus ojos, un pequeño gato atigrado, su pelaje era de un brillante y claro color gris, y sus verdes ojos veían aterrado al santo de Cáncer.

Manigoldo se detuvo a analizar un poco la situación, todavía había escombros encima del pequeño animal, y el gato no parece desear ser tocado, ya que gruñe y bufa constantemente mientras intenta correr a alguna otra parte, debe estar aterrado.

ꟷ Escucha, seguro estar ahí abajo te gusta menos de lo que a mí me gustara sacarte, pero si trabajamos juntos, podremos irnos a casa sin problemas, ¿me oíste? – creía ingenuamente que hablando con calma al animalito podría ser obedecido, que tonto que eres a veces, Manigoldo.

Durante todo ese tiempo, el pequeño felino no dejó de pelear, consiguiente arañar de forma dolorosa al santo en sus manos y brazos, Manigoldo no puede culparlo, debe ser aterrador estar atrapado a oscuras, con hambre, con sed y que lo primero que veas sea un desconocido con cara de pocos amigos.

Faltando pocos escombros de la pila por remover, Cáncer pudo notar algo, el gato poco a poco dejaba de pelear, quedándose echado en el piso, respirando escandalosamente por la boca. No sabe si el gato cree que morirá y ya se resignó, o si finalmente aceptó la ayuda. Apenas esas enormes piedras se fueron de encima, el minino o dudó un segundo en levantarse y salir disparado, o eso hubiera querido, de no ser porque sus piernas colapsaron pocos pasos después de haberse levantado.

ꟷ Realmente no quieres morir, ¿eh? Me gusta esa actitud, bola de pelos. – escuchó al gato maullar, quizá pidiendo al Santo que se calle de una vez, pero eso jamás lo sabrá Manigoldo.

Con gentileza no muy propia de él, el santo italiano toma entre sus brazos al pequeño animal, para llevarlo con el resto de las personas de la ciudad. En un plato roto le ofreció agua, y en el piso le dejó algo de comida sobrante, el gato jamás se había movido tan rápido en su vida, y degustó encantado las sobras que le dieron.

El pequeño felino se quedó rondando las calles del lugar, en busca de poder agradecer al hombre de azules cabellos.

Los días pasan, y aprovechando una misión cerca de ahí, el santo de Cáncer llega a esa ciudad nuevamente, solo para comprobar que a todos les esté yendo bien, aunque, en esta ocasión, un nuevo invitado acompañaba al santo.

ꟷ Me sorprende que el patriarca no te haya llamado la atención por este incidente. – por supuesto, Piscis sabía todo lo ocurrido ahí causado por su pareja.

ꟷ Puedo llegar a ser muy influyente, Albafica. – sonreía con aires de superioridad, que no hicieron más que sacar un suspiro de Piscis.

Unos maullidos se escuchan cerca, cosa que atrae la atención de ambos jóvenes. Por encima de una casa salió saltando el pequeño gato gris que Manigoldo había salvado. Cáncer parecía feliz por verlo, mientras que Albafica alzó una ceja en confusión.

ꟷ ¡Cretino, tiempo sin verte! Veo que te sigues resistiendo a la muerte, bastardo. – se agacha, estirando su mano al minino. El felino le otorgó permiso de acariciarlo chocando su cabeza contra su mano, su recompensa fueron caricias y unas cuantas risas de Manigoldo.

ꟷ No sabía que te gustaban los gatos. – Albafica finalmente habla, observando como tanto el animal como su novio giraban a verlo un momento.

ꟷ Bueno, rescaté a este infeliz la última vez que vine, parece que le caí bien, ¿no crees? – el gato maulló, como si confirmara las palabras dichas por el caballero crustáceo.

Era adorable, o eso creía Albafica. Manigoldo era un santo despiadado, bastante despreocupado, incluso podría decir que a veces es tan desinteresado con la vida que daba miedo, pero parece un pequeño niño acariciando a ese gato, y riendo cuando el animal le ofrece su cabeza para acariciarlo.

ꟷ ¿Le pusiste nombre? – Albafica se agacha también, para apreciar mejor al pequeño minino.

ꟷ ¡Se llama Cretino! – la ceja alzada de su novio le provocó pena, sabe que Albafica cree que es un nombre tonto, lo puede ver en su cara. – Oh, vamos, no es un nombre malo, es italiano. – y el pequeño Cretino se acercó a Piscis lentamente.

ꟷ Es un insulto en italiano, Manigoldo, no puedes llamar a un gato como un insulto. – reprocha, apartando sus manos del animal, no quiere lastimarlo o que algún accidente pase. Parece ser callejo y es mejor esperar a que quiera acercarse para no provocarlo.

ꟷ A él le gusta, así que se va a quedar así. – hace un pequeño berrinche, para ponerse de pie, un tanto disgustado por el cuestionamiento a su habilidad para poner nombres.

Durante todo su recorrido en la ciudad, Cretino siguió al caballero de Cáncer, restregándose en sus piernas y maullando para llamar su atención cada momento que tuviera ganas de ser acariciado. Albafica veía con ternura todo el asunto, le parecía entrañable como el rudo y fuerte Manigoldo parecía tan vulnerable y tierno con ese pequeño gato entre sus brazos, quien también parecía encontrar mucha paz ronroneando al ritmo de las caricias.

Quizá, si sobreviven a toda la guerra que se aproxima, deberían adoptar un animal, no le molesta en absoluto cuidar un animal si puede ver a su novio tan tranquilo y contento.

♋ Ocean Love ♓| ManiAlba Shitpost.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora