⭒⭑✩𝘾𝘼𝙋 3✩⭒⭑

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Se apoyó en uno de los escalones, mojándose el culo con el agua de los zapatos de la gente.

-Señorita, ¿está bien?

-No, creo que es un esguince o algo.- Un par de guardias de seguridad se acercaron para ver que pasaba.

Kat se estaba desatando los tacones para poder levantarse y mover con más facilidad su tobillo.

Lo que nadie vio venir es verla entrar corriendo en dirección al teatro, con el pie completamente sano y los tacones en la mano.

No lo había pensado bien, ya que  ahora tenía a los guardias siguiéndola bastante de cerca.

Cuando logró despistarlos fue cuando entró en una puerta en el pasillo de la planta de arriba.

No sabia donde estaba pero no le importaba en estos momentos. Trataba de controlar la respiración apoyada en la puerta y con los ojos cerrados.  Y cuando los abrió fue para ver a un montón de hombres meando y mirándola extrañados.

Genial.

Cogió el pomo de la puerta mientras se ponía una mano en los ojos. Iba a salir de allí cuando escuchó a los gorilas de la entrada intentando buscarla.

Cerró la puerta de un portazo otra vez, se tapó los ojos y a ciegas buscó la manilla de algún cubículo libre en el que poder esperar a que todo este más tranquilo fuera.

-No miro, sigan a lo suyo. - decía palpando sin rumbo alguno. Una mano fuerte le cogió el brazo con suavidad y lo apoyó en una manilla. Dentro del cubículo le dio las gracias al hombre misterioso al que no pudo verle la cara.- Gracias, solo espero que te hallas lavado las manos.

𝖊𝖑 𝖋𝖆𝖓𝖙𝖆𝖘𝖒𝖆 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖔𝖕𝖊𝖗𝖆 [kit connor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora