𝐕𝐄𝐑𝐘 𝐒𝐓𝐈𝐂𝐊𝐘 » rodrivan.

✦ • uno

La biblioteca era un lugar muy pacífico para Buhajeruk, no había ruido ni nada que moleste. Ni un Rodrigo que esté intentando abrazarlo o besarlo a cada rato.

No es que odiase a su pequeño novio, era muy pegajoso y él no era tan afectivo. Pero era muy celoso cuando Carrera era cariñoso con otras personas. Tenía miedo de dañarlo.

—Ivi— la voz de su novio hizo que entorne sus ojos y los cierre haciéndose el dormido. —Oh...¿Estás durmiendo de verdad? Ivi~

Se sentó en el regazo de su novio para abrazarlo.

—Hoy ha sido un mal día, la profesora me echó de su clase por culpa de Sofía, no me cae tan bien esa chica— contó. El más alto solo seguía haciéndose el dormido. —No me estás prestando atención...nos vemos en el recreo. Me voy con Fede.

Deshizo el abrazo para ver una vez más a su pareja, tenía sus lentes negros y la ropa negra le favorecía.

Iván con tan solo escuchar Federico abrió los ojos y tomó del brazo a su novio haciendo que este vuelva a su regazo.

—No vayas con Federico, sabés que no me gusta— fue lo que dijo antes de envolverlo en un abrazo provocando un sentimiento de calidez en el pecho del más bajo.

Rodrigo sonrió pasando sus brazos alrededor del cuello del más alto para apegarse más a él. Aspiraba el aroma del chico pelinegro, era simplemente exquisito, lo bueno de abrazar a Iván Buhajeruk era que siempre su perfume se quedaba impregnado en su ropa.

—¿Entonces por qué me ignorás? ¿Ya no me querés?— preguntó el mayor con un leve puchero mirándolo fijamente a los ojos.

—Eh...si lo hago pero sabés que no me gusta cuando estás con Federico, sos muy pegajoso con él, más de lo que lo sos conmigo— se quejó. —Es incómodo verlos abrazados cuando estoy presente. Me ignorás cuando estás con él.

—Es mí mejor amigo, lo quiero y lo aprecio mucho. Yo no te digo nada cuando Nicolás se te cuelga y no te suelta— respondió. —Sos cariñoso cuando te conviene.

Carrera se sentó a su lado cruzado de brazos. A veces se sentía culpable de ser muy cariñoso con los demás.

—Perdón— se disculpó el mayor.

—No te preocupés bebé, perdón por ser tan tarado con vos.