Capitulo 3

143 16 0
                                    

Me encanta ir a montar en longboard, me siento libre, libre de mis pensamientos, como si algo invisible me rodeara y me separara de la realidad, la mejor sensación, sin duda.

Mierda, ya son las 20:30... Hora de volver a casa, o como yo lo llamo, la vuelta a la realidad, mi madre me recibe con dos besos y sin más remedio se los devuelvo, no, no me gustar dar besos, prefiero ser fría con la gente, ya me hago suficientemente daño yo misma como para que vengan otros a intentar destruirme.

Subo a mi habitación, cojo el pijama y me dirijo al cuarto de baño para ducharme. Veinte minutos después, acabo y no me queda mas remedio que bajar a "cenar", en la mesa hay tres filetes, uno para mi madre, otro para mi padre y el restante para mí.
-¡Mamá!, sabes que odio la carne-digo con tono enfadado.
-Luccia, come y calla-me contesta con tono cortante.
-Hija haz caso a tu madre-dice mi padre.

Paso de contestarles, estoy harta de hacer siempre lo que ellos dicen, Luccia esto, Luccia lo otro... ¡No aguanto más!
Decido comerme el filete y subir a mi habitación.

Más pensamientos en mi cabeza, joder, parad.
A veces siento que soy una incomprendida, que mis padres no me quieren y que no tengo amigos. En ese momento empiezan a rodar lágrimas por mis mejillas pálidas. Menuda mierda de día, estoy deseando de que acabe y la única forma es dormir. Mis lágrimas siguen cayendo de mis ojos y me duele el pecho, me estoy acostumbrando a terminar así todos los días.

Primeras impresionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora