Capítulo 1

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Oí los gritos de mis hermanos pequeños y de mis padres llamándose por encima de mis auriculares por los que sonaba Black in Black de AC/DC, abrí lentamente los ojos mientras la luz del sol a las tres y media de la tarde me daba en toda la cara. Habíamos llegado, por fin, a casa. Tras un largo viaje de cuatro horas y media en coche con los gritos de mis hermanos, el motor, las películas que les ponía mi padre y el cansancio del viaje desde Valencia llegamos a Madrid.
Estaba deseando llegar a casa, esas mini vacaciones de semana y media habían sido una auténtica mierda, aislada en un pueblo sin gente y sin casi wifi, fue una tortura.
Así que en cuanto aparcamos en nuestra plaza en frente de casa me bajé del coche y sentí el calor que hacia, era algo inusual ya que estábamos en Marzo, pero era un tiempo muy agradable y se agradecía.
Ayudé a mis padres a meter las maletas en casa y a deshacerlas; una vez hecho todo aquello me dirigí a mi habitación deseosa de tirarme en mi cama, era un poco más grande que las camas individuales normales y por eso la amaba tanto. En cuanto la vi creí llorar de alegría y me tiré a ella, me tumbé y comencé a mandar whatsapps a mi mejor amiga avisándole de que ya estaba en Madrid y quedamos en vernos al día siguiente.
Una vez todo hablado me fui hacia en baño para darme una ducha, ya que habíamos comido en un bar de carretera antes de llegar. Comencé a quitarme la ropa y una vez desnuda me miré al espejo, algo que no debería haber hecho. Yo era la típica chica que tira más para gordita que para delgada, tenía el abdomen plano, tetas de tamaño medio y caderas anchas, algo que realmente odiaba de mí, eso junto a mis piernas. Luego de cara normal, no era una chica de las más guapas tampoco, era morena de piel, pero no demasiado, los ojos oscuros, tan oscuros que no se me veía la pupila, nariz normalita, labios un poco gruesos, pero me gustaría que fueran más y el pelo lo tenia negro y largo, eso sí que me gustaba, me encantaba el pelo negro. Yo no era la típica chica que dice que es fea y gorda pero luego realmente es un pivón y solo lo dice para que los demás la alaguen. No. Yo era realista, sabía que no estaba precisamente delgada y no era de las más guapas, pero así era la vida, no nos toca a todos ser modelos.
Yo seguía mirándome al espejo con ganas de vomitar, miré al váter, pero no podía volver a hacerlo, no sirve de nada y es asqueroso, y se lo prometí a mi mejor amiga, no podía. Así que intenté olvidarme de esa estúpida idea y encendí Spotify antes de meterme en la ducha, estaba ñoña por lo que me puse 5 Seconds of Summer, necesitaba a mis chicos.
Me metí en la ducha y encendí el grifo, la primera canción que sonó fue Never be, esa era de mis favoritas y empecé a canturrearla hasta que empezó la siguiente, y así con todas.
Salí y me vestí, de estar en casa, leggins y una sudadera de mi padre, ya que no tenía novio para quitársela.
Bajé las escaleras para ir al salón y estar un rato "en familia", amaba pasar tiempo con mis padres y mis hermanos y que todos pasaran de mí y sentirme totalmente sola e ignorada. Nótese la ironía.
Como todos los sofás estaban ocupados me tuve que sentar en el suelo, así que cogí mi libro de Leal , el tercero de Divergente.
-Alba, tu madre y yo nos vamos a ir a comprar, tienes que cuidar de tus hermanos.- me dijo mi padre.
Mientras él se levantaba y se ponía una cazadora, mi madre se colocó un abrigo y me dio un beso en la mejilla.
Bueno, no era la primera ni la última vez que me quedaría cuidando se los niños, tengo ya 16 años y creo que me quedaba cuidándolos desde los 13 o 14, en fin, tarde de niñera sin poder salir, una vez más.

Quiero salirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora