Garten

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La tarde estaba por iniciar, ya se encontraba fuera del preescolar, esperando ansiosa a que esas coloridas puertas fueran abiertas y pudiera verla, ah sí; también venía a recoger a Santi.

Al fin escucho el timbre de hora de salida, un minuto tarde, pero no es como si importara, ella siempre recogía al niño hasta el final, así rápido dio media vuelta yendo directo a la tienda de abarrotes de enfrente. Ahí ya la conocían, y muy bien, la chica que abandonaba treinta minutos a un pequeño niño "indefenso" con tal de ver a alguien que ni siquiera sabía su nombre, porque cada que intentaba preguntarle a Santiago pedía algo a cambio y nunca se lo decía, además de que no lograba encontrar el valor de preguntárselo.

-no tengo yo toda la culpa, Ange-contesta la mexica a la chica de la tienda-no me puedo concentrar si la veo más de dos segundos-

-si como no-contesta la chica con el sarcasmo más obvio posible- déjame adivinar, "si no fuera por eso lindos ojos tan profundos como el mar no me perdería de pedirle su nombre", me lo dices cada día Mexi-

La latina volteo a verla, ya eran tan malas sus escusas, tenia que inventar algo más.

-y que quieres que haga, llevarle un vaso de fruta picada y preguntarle si quiere ser mi chava-contesta tomando un paquete de donas del estante

-pues yo no vendo fruta picada-contesta-pero si sus dulces favoritos-

Se atraganto con un pedazo de dona, ¿Ange sabia eso?,¿y porque no se lo dijo? Trago, quería esa respuesta.

- ¡oh no¡, no vayas a empezar por favor- dijo apenas vio como la latina iba dispuesta a hacerla escupir la sopa por las malas- ayer vino y se llevo un paquete de dragoncitos, es todo lo que se-

No paso mucho cunado la latina ya estaba saliendo de la tienda con un montón de dragoncitos en la bolsa de su chamarra y un paquete de donas a medio comer en la otra. Había que impresionarla con un dragoncito, porque no vendían fruta picada.

Paso al preescolar, y la vio, estaba con el niño que se supone que tiene que cuidar, dentro del salón de clases, ambos en una de esas pequeñas mesas coloridas, tal vez le estaba ayudando con la tarea del día de hoy, bendito dios, se limpió la azúcar glaseada que le quedaba en las mejillas y entro.

-buenas tardes, disculpe... vengo por Santiago- comento llamando la atención de la mayor.

Por un momento sus piernas temblaron, se veía igual de hermosa que ayer y anteayer, y mañana y todo el jodido tiempo, ese cabello largo que siempre sujetaba con una coleta alta adornada hoy con un moño de puntos rosas, tan divina, y ese mandil blanco con un patrón de ositos, la hacia querer repetir el preescolar.

-nos vamos Mex-

Eso la saco de su nube rosa, era el niño jalando la manga de su chamarra.

- ¡¿Qué?!, ah sí, claro, venga vámonos- contesto regresando a tomar la mano del niño- oh antes de irnos te traje esto, mira-

Mein AusländerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora