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Ayer quería ser hermosa

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Ayer quería ser hermosa....

Anhelaba que me vieran, que se dieran cuenta que estaba ahí, que no era solo una mas que se sienta al fondo esperando a que la vida le dé una oportunidad de dejar de ser una donnadie, de ser alguien, de demostrar que podría ser la mejor persona que pudieran conocer, que la notaran por como era, no por esa linda cara que anhelaba tener.

Estaba segura de cada que ella aparecía en un lugar, no hacia ninguna diferencia, ni siquiera esas miradas de curiosidad preguntándose si alguien llego, nada, solo una interminable comedia de mala calidad, pero si cualquiera de esos "alguien" llegaba, sentía como la atmosfera cambiada, tal vez por la falta de aire que verla le provocaba.

No negaba, ni negaría que era un rostro perfecto, cada ángulo la hacía ver hermosa, no sabia si era por esos lindos ojos miel, o ese brillante cabello igual de oscuro que su interior, pero era seguro, era hermosa, un poco mejor de lo que alguien como yo merece, pero, era un pecado tan bello, o tal vez una alabanza que debía manchar, no me importa.

Tan estúpida, tan risueña, tan hermosa; no entenderé jamás como podía sonreír cada día, cuando solo respondía con la misma sonrisa fea de siempre; como si eso fuera a hacer que mi mera existencia se sintiera mejor; admiraba cada día, durante ocho horas ese perfecto cabello, la tentación de arrancarlo y hacerlo una bella trenza llena de pequeñas margaritas era tal, que terminaba arrancando mi propio cabello, sintiendo como mi sangre manchaba mis uñas mordidas hasta su raíz.

Los momentos en que la misera ganancia de mi sueldo me daba un momento de felicidad, era por las tardes, a las tres veinticinco de la tarde, podía comer algo en una cafetería de esa calle, y a las tres cuarenta y dos, llegaba, otro cliente más, viéndola con una mirada perdida, dejando de lado todo saludo o contacto visual, solo sacaba su celular y esperaba, igual que todo el mundo, igual que el otro millón de personas iguales a ella, igual a mí.

Necesitaba una foto, una mas para mi vieja pared, una escusa para golpearme contra ese muro, una más para tener un motivo de insomnio, solo tenía que ser ella, parecer que tenia alguien con quien hablar, parecer que tenia un motivo para sonreírle a un pedazo de plástico, y otra mas a la colección, solo espere cinco minutos para que bajara ese teléfono y pudiera ver ese lindo rostro. Tener sus fotos es todo un deleite, me doy cuenta de cosas que nadie sabe, como esas lindas pecas que adornan sus mejillas, o esas lindas ojeras que el estrés provoca, o esos pequeños mechones que caen en su frente, o esas gotitas de sudor que reposan en su frente.

Jamás la he seguido, termino cada día asqueada, a tal punto de tener arcadas, cada que ella sale del establecimiento, ya no se si es por la comida que no pruebo, o por oler ese dulce perfume que usa, pero es nauseabundo. Aun así, no dejo de tenerla dentro de mi sucio mundo, como si pidiera agritos que la siguiera y evitar que alguien lastime a esta chica bonita, a excepción de mí, porque como deseo golpearla hasta que pierda el conocimiento, patearla, hasta que escuche como se rompen sus costillas, arrancarle esa sonrisa de su frio cuerpo, votarla dentro de mi nevera hasta que la carne en casa escasee, pero no, no podría, seria un pecado manchar tan pulcro rostro; así que solo doy media vuelta, lo que es una lástima, ya tenía con que atacarla.

Mein AusländerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora