Des-borde

53 2 0
                                    

Por Natalia Cigarroa Salazar

Dolores Dorantes. Copia. Mangos de Hacha, 2021, 80 pp.

A tope, a punto de reventar. En demasía, en multitud. Así se siente la escritura de Dolores Dorantes en Copia (2021), un poemario multimodal. En él, la prosa, singularizada por la figura de la repetición, presenta dos principales formatos de poemas: cortos, uno por página; y largos, de dos páginas de extensión con un interlineado menor.

Copia es una obra breve dividida en secciones semánticas; parten de la inclusión de la copia —captura de pantalla— de un diccionario. Ahí figuran palabras con varias acepciones, como «desangramiento», «desanidar», «descomprimir», «desconceptuar», «desplazamiento», «desamor», o «despertar»; todas con el mismo prefijo, la mayoría negaciones: van seguidas por un breve texto entrecomillado. Al final del libro se conoce que las capturas de pantalla pertenecen al Diccionario Hispánico Universal y a la Enciclopedia Ilustrada de la Lengua Española, y que las citas provienen de un blog de Ariel Vercelli, autor de El derecho de copia (2013). De esta manera, Dorantes hace un esfuerzo por complementar texto e imágenes semánticamente, todas con posible relación con la «violencia horrísona» [NOTA], un término tomado de Los muertos indóciles de Cristina Rivera Garza.

Enmarcado en la guerra del narcotráfico y la violencia de género en México, en Copia, la única manera de «escapar de la responsabilidad a través del cumplimiento del deber». Se habla de la «persona organizada» y por ende de una «organizadora», oprimida y opresora, de un «tú y no yo», un ella, un «los otros: tú y no tú... Este eres tú. Este eres yo». Las posiciones parecen intercambiables, moldeables; con posibilidad de copia, puesto que todas las personas han padecido la experiencia del gozo y del dolor. Además, comparten el vivir rodeadas del crimen organizado, por «la torre que vigila»; se vive en un panóptico «encerrado en el disfraz de la eficiencia». Pero existe un «punto crucial: la resistencia».

En Copia se dice que para sobrevivir hay que «perder la sangre, perderla toda. Perder la identidad... Perder lugar. Perder piso». La prosa no sólo está llena de sustantivos negativos con des- sino de la acción de agotar y resignificar; vaciarse, sobrevivir. Cuando la voz poética le habla a ese tú, además, le dice que «lealtad es identidad» porque uno debe «no ser (...) Aprobar el examen de adaptabilidad». En este sentido, la persona oprimida es «lo que debes de ser. En cumplimiento del deber. Sientes. Lo que debes sentir. Persona exitosa. Te estás borrando». Vivir bajo la violencia horrísona trae consecuencias, «un orden. La descomposición de la sangre. Perder la orilla». Dorantes intentar hacer entender al lector que en la supervivencia se borra, se pierde la identidad.

En el poemario se identifican tres acepciones de «copia»: la «abundancia de una cosa || [el] Traslado o reproducción de un escrito || [y] En los tratados de sintaxis, [la] lista de nombres y verbos, con los casos que rigen». «Copia» se usa, claro, en el sentido más común de personas como copias producidas bajo el poder organizado, pero también en el sentido de abundancia, porque «hacer es deshacer. En gran copia» y «la estructura ordena. En gran copia». El ejercicio del traslado de un escrito se observa en la inclusión de las imágenes y los epígrafes y en la polifonía de su escritura; y la lista se observa en las palabras del diccionario.

Así, el uso de texto ajeno se asemeja al trabajo de Sara Uribe en Antígona González, otra obra enmarcada por la violencia, y recuerda también al Anti-Humboldt de Hugo García Manríquez, un palimpsesto poético. Con base en estos ejemplos y Copia, hacer uso del ejercicio del traslado de un texto a otro como reescritura indica cierta resistencia a la escritura «canónica», por así decirlo, que parece violentarnos, tal como el poder organizado nos violenta socialmente.

Algo curioso es que Dorantes abre con un poema en inglés, «This is I. This is he» del poeta palestino Mahmoud Darwish, y le sigue una frase del mismo autor como epígrafe. Si se lee por encima, no parece haber una conexión con el poemario. No sólo se perdería la relación que la autora posee con el desplazamiento forzado, se pasarían por alto dos temáticas: el ser y el exilio. A lo largo de Copia se dice que dentro de una sociedad organizada no se puede ser y que las personas son desplazadas. «Desanidar» es de las primeras palabras mencionadas; además, se habla de los lugares que ocupa un cuerpo en diferentes espacios: se vive al borde. Por si no queda ya claro el poder de la violencia en el desplazamiento, Dorantes dice que la persona oprimida vive aterrorizada por los armamentos, siempre perseguida entre las fronteras. Para Dorantes, «este no es un ejército. Es un océano de sangre» y el exilio es una forma de supervivencia.

La mayor parte de Copia abunda en externar, comunicar, hacer visible cómo se (sobre)vive bajo una sociedad violenta. Pero ¿es un texto débil si no se logra entender su propósito? La resistencia propuesta en él no sólo es identitaria; ya al final del poemario, Dorantes menciona en una nota al pie una resistencia estilística, literaria. En su prosa de-significa palabras, vaciándolas para resignificarlas, puesto que el lenguaje también es opresivo. ¿Se puede considerar débil el proyecto al tener que hacerlo explícito para entender qué tipo de libro es? Si no se agregara la nota, no se entendería siquiera de dónde proviene lo incluido en el poemario.

Dorantes parece proponer el uso de una producción literaria ya existente a partir de un epígrafe de Vercelli: la producción colaborativa, puesto que «esta es la forma de producción del futuro, una forma colaborativa antiquísima». Por ello, el texto es confuso en su primera lectura, y también lleva a preguntarse si la definición de «poesía» es lo más adecuado, puesto que sí, lo poético está en las figuras literarias que usa, pero también en la propia habla común. Sin embargo, puede que sí lo sea, puesto que estaría intentando resistir las limitaciones del género literario que organiza, que oprime.


[NOTA] Este término alude a un momento de mortandad o violencia extrema en la que se vive.

Colohua y sus rupturistas. Antología. Volumen III: Textos críticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora