Todo comenzó cuando una nevada mañana, a sus ocho años, después de estar en cama todo el día decidió buscar cosas que hacer dentro de su habitación. Changbin se asomó por su ventana observando a su alrededor para quitarse el aburrimiento pudiendo divisar solamente a un hombre —el señor Hyuk — su vecino de al lado. Él señor se la pasaba refunfuñando a cada rato, siendo normal que se encontrara casi siempre en su jardín, pues desde que se había retirado pasaba la mayor parte de sus días ahí.
En esa ocasión en especial estaba trabajando lo que parecía un huerto urbano adaptado en el patio. La planta había quedado arruinada por la nieve, y las maldiciones incomprensibles que soltaba y la agresividad en la que trataba de quitar la nieve de la planta era suficiente para saber que estaba realmente enfadado, notando una anormalidad que parecía estar rodeando al señor Hyuk.
Al principio pensó que podía ser obra de su imaginación y aburrimiento causado por su resfriado del que había sido víctima los últimos tres días y razón por la que estaba encerrado en su habitación, pero después de un pequeño rato, se dio cuenta de que podía ser real. Eran como burbujas de pintura de color rojo y se movían y deformaban de manera tan irregular como si fueran al ritmo de los gruñidos de su vecino. Era curioso, demasiado entretenido como para verlo un rato.
Changbin se preguntaba si todos al enojarse tenían burbujas rojas a su alrededor. Si nos enojáramos estaríamos como el señor Hyuk y cuando nos sintiéramos tristes seríamos azules opacos. Tal vez si fuéramos alegres nos acompañaría el amarillo y al enfermarnos habría verde. ¡Qué divertido sería verlo!
Con prisa se alejó de la ventana y fue a por un espejo. ¡Necesitaba un espejo! ¿Dónde había uno? Changbin corrió hacia el baño donde había uno que normalmente usaba para verse al hacer muecas o cepillarse los dientes. Corrió, se tropezó y derrapó debido a las prisas por los pasillos, pero al final lo había logrado. Se sentía tan emocionado que estaba seguro que las burbujas de color que tuviera sería como un amarillo brillante o cualquier color que lo expresara, pero al llegar y mirar su tan esperado reflejo pudo ver que ¡él era! Era...Era...Ninguno.
No había ningún color. Posó de varias maneras, esperó mucho tiempo (que bien podían ser unos pocos minutos alargados por su impaciencia), e intentó con varias expresiones hasta que llegó a sentirse enojado para después llegar a la decepción porque no había color alguno.
Rendido, y con la idea de que solo había sido una breve fantasía, volvió a asomarse por su ventana hacia afuera observando que había más personas, y para su sorpresa había más burbujas, pero de distintos colores. No eran como las de su vecino, pero eran similares y algunas hasta parecían más brillantes y otras más opacas.
Una mujer que paseaba su perro tenía burbujas verdes, mientras que las de un hombre que iba cargando algunas bolsas de compra eran de color marino. Así cada persona que veía pasar era un color distinto y otros lo tenían igual, lo cual le hizo animarse a seguir intentando mirarse en el espejo una y otra vez con el mismo resultado que la primera vez. Lo intentó ese día tantas veces hasta que su padre lo encontró haciendo pucheros en el baño y con rastros de lágrimas adornar sus mejillas.
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My eyes tell (Changlix)
FanfictionChangBin tiene el don de ver los colores del alma, excepto la suya; causando que su poder sea para él más una maldición que nada, pero esto cambia cuando conoce a Felix, un chico nuevo en su instituto que tiene un color muy particular la cual parece...