CAPÍTULO 2

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Felix nunca deseó cambiar de escuela

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Felix nunca deseó cambiar de escuela. No deseaba formar nuevas amistades y no quería tener que forzarse a tener que pasar por lo mismo cada semestre.

Estaba seguro que si tuviera un broche de bienvenida por cada escuela a la que ingresaba tendría toda su chaqueta cubierta sin ningún pedazo de tela visible. Incluso si estaba exagerando no se sentía como si realmente lo hiciera, porque estaba harto de todo.

Su madre fue transferida del trabajo una vez más y a su padre le rebajaron el sueldo, así que dejar de intentarlo era una patada para toda su familia y eso lo dejaría un poco más miserable de lo que ya se sentía. No era justo para ninguno, pero nadie de ellos tenía el poder para evitar que sucediera, de antemano sabía los miles de problemas que existían, y por eso sentía que solo era una jodida situación más del montón.

Su madre le preparó el almuerzo ese día para subirle el ánimo y su padre se ofreció a llevarlo, oferta que rechazó tomando en cuenta que con la nueva ruta hacia su casa quedaba más lejos de su trabajo, por ello solo le aceptó su lápiz de la suerte (que según él le ayudaría a pasar hasta las pruebas más difíciles) y emprendió el camino hacia la escuela.

Tomó el primer autobús y se sentó en uno de los últimos asientos. En su parada no había tanta gente así que podía darse ese lujo. Se acomodó los auriculares y puso música todo volumen al tiempo que movía la cabeza al ritmo de la canción mientras miraba por la ventana. Toda esa rutina era igual a las otras si exceptuaba la ruta y su uniforme, y tal vez lo único que deseaba cambiar era el hecho de que su asiento de al lado iba vacío y los cuantos alumnos que usaban el mismo uniforme que el suyo, eran todos desconocidos.

Se preguntaba qué tipo de escuela le había tocado esta vez, ya que la última no había sido tan grata de recordar y en parte le alegraba que no tendría que tener su foto del recuerdo en ese lugar. Lo único que extrañaba eran los pocos compañeros con los que se había llegado a encariñar, aunque no lo suficiente como para sentirse mal. Si algo había aprendido era a disfrutar el momento y dejarlo donde se debía de quedar: en el pasado.

Esa mañana en particular pudo pasarla como si nada, de manera calmada y aburrida, a pesar de que su melena rubia destacaba entre las cabelleras castañas. Tal vez si quería pasar desapercibido debía de pensar en ponerse un tinte un poco menos claro y volver a su tono natural, pero no le habían pedido cambiarlo en dirección, nadie se había metido con él y no habría gastado en balde en el estilista y el tinte si hubiese pensado en no destacar ni siquiera un poco.

—Entonces joven Lee, le "sugiero" que intente mezclarse lo más natural posible —dijo el subdirector, un hombre de unos cuarenta años con una calvicie tan notoria oculta tras un peluquín de mala calidad que le hacía ser obvio en cuanto a la falta de pelo en esa zona que intentaba tapar.

—Y le doy la bienvenida a su la que será su clase. El maestro kang lo espera adentro en su oficina y le recomiendo...un estilo distinto de cabello — lo último sonaba más a una orden.

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⏰ Última actualización: Oct 25 ⏰

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My eyes tell (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora