La Hermosa Sultana
Anteriormente...
Murad caminaba con paso firme por los pasillos del palacio, su capa ondeando tras él mientras la brisa nocturna se filtraba por los arcos de mármol. El eco de sus pisadas resonaba en la inmensidad de Topkapi, un palacio que, pese a su magnificencia, en ese momento le parecía un laberinto frío y vacío. Cuando llegó al jardín donde sus hijos jugaban bajo la atenta mirada de las nodrizas, su expresión se suavizó momentáneamente.
—Hijos míos, ¿cómo han estado? —preguntó con una sonrisa, dejando entrever por un instante la faceta más humana del sultán.
—Estamos muy bien, padre. —respondió Safiye, su hija mayor, con una gran sonrisa que iluminó su joven rostro.
Mustafá, el menor, corrió hacia él y le jaló del brazo con insistencia.
—¡Papá! —exclamó con entusiasmo.
Murad, conmovido por el gesto, se inclinó para alzarlo en brazos.
—Dime, hijo.
—Voy a tener un hermano. Mi madre dice que está embarazada. —su voz infantil resonó con inocencia, pero sus palabras hicieron que la expresión de Murad se tornara seria.
Un silencio cargado de significado se extendió entre los presentes. El sultán mantuvo la compostura, pero su mirada se dirigió, casi de inmediato, a la figura de Sarife, la nodriza de Mustafá, quien apartó la vista con un leve temblor.
—Bien. Hijos, vayan a sus aposentos. —su voz sonó neutra, pero la orden no admitía réplica.
Los niños obedecieron sin cuestionar, mientras Murad se quedaba inmóvil, con la mirada perdida en la oscuridad del jardín. Su mente era un torbellino de pensamientos. Ayşe... su Ayşe... estaba embarazada.
Había pasado mucho tiempo desde su última conversación, un encuentro lleno de reproches y heridas abiertas. Pero ahora, saber que esperaba un hijo suyo lo llenaba de una sensación extraña. No era exactamente alegría... era algo más profundo, algo que le quemaba por dentro.
No tardó en tomar una decisión. Debía verla. Y esta vez, ella no podría escapar de él.
Actualmente...
Las puertas del pabellón se abrieron de golpe.
—Te encontré, Ayşe. De mí no vas a escapar. —la voz del sultán resonó en la penumbra de la estancia, firme y cargada de una autoridad imposible de desafiar.
Ayşe sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. Su respiración se aceleró, sus manos temblaron, y en un acto instintivo, trató de cubrir su vientre abultado con los pliegues de su vestido.
Murad avanzó lentamente hacia ella, como un depredador acechando a su presa. La luz de las velas titilaba en sus ojos oscuros, reflejando una intensidad que la hizo retroceder hasta que su espalda chocó contra el frío mármol de una columna.
—Su majestad... —balbuceó, tratando de mantener la compostura— No pensé que me encontraría aquí.
Murad se detuvo justo frente a ella, mirándola con detenimiento. Sus ojos recorrieron cada detalle de su rostro, el leve sonrojo en sus mejillas, el temblor de sus labios. Finalmente, su mirada descendió hasta su vientre.
—Mustafá me ha contado sobre tu embarazo.
Ayşe cerró los ojos un instante. No había más escapatoria. Tomó aire y, con una mezcla de orgullo y resignación, llevó ambas manos a su vientre.
—Como puede ver, es cierto. Tengo siete meses de embarazo. —su voz sonó firme, pero en sus ojos había un destello de vulnerabilidad.
El silencio entre ellos se hizo insoportablemente denso.

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𝙂𝙍𝘼𝙉 𝙎𝙐𝙇𝙏𝘼𝙉𝘼
Fanfiction"Mi amor por usted no es nada comparado con el amor que siento por mis hijos." Así comienza la historia de Ayşe, la primera consorte del sultán Murad Khan. Ayşe tiene un objetivo claro: conquistar por completo el corazón del sultán y ser la única mu...