𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 3

2.8K 154 2
                                    

Temporada 1

"La Carta"

1634

Anteriormente...

El aroma del incienso flotaba en la penumbra de la habitación, apenas disipado por la brisa que se filtraba a través de los pesados cortinajes. La luz de las lámparas de aceite parpadeaba sobre los tapices de seda, proyectando sombras inquietantes en las paredes.

La médica, con su voz serena pero firme, se inclinó levemente ante la mujer recostada en el diván, su rostro empapado en sudor y sus labios temblorosos.

-Mi Sultana... usted ha sufrido un colapso debido a un ataque de nerviosismo.

La joven sultana, apenas recuperada de la crisis, cerró los ojos con pesar. Algo dentro de ella le decía que no era solo el estrés lo que había derrumbado su cuerpo.

Actualmente...

El tiempo había pasado desde aquella primera crisis, pero el destino tenía preparado un golpe aún más cruel.

La misma médica volvió a inclinarse ante ella, pero esta vez su expresión era diferente. Su mirada reflejaba una mezcla de preocupación y... ¿alegría?

-Sultana...-su voz sonaba temblorosa- usted ha sido envenenada.

El silencio cayó sobre la habitación como una pesada losa. El corazón de la Sultana Ayşe pareció detenerse por un instante. Sus manos se crisparon sobre las sedas del diván mientras su mirada se clavaba en la médica con incredulidad.

-¿Qué...? ¿Cómo es posible?-susurró, con la garganta seca.

La médica tomó aire antes de continuar, como si su siguiente revelación fuera aún más impactante.

-Pero... también está embarazada.

Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Ayşe. La confusión nubló sus pensamientos mientras intentaba procesar ambas noticias al mismo tiempo. Su pecho subía y bajaba con agitación, y una súbita oleada de mareo amenazó con vencerla.

Un leve jadeo rompió el tenso silencio.

Binay, su doncella más cercana, había dado un paso atrás. Sus dedos se aferraban nerviosos a los pliegues de su vestido, y su rostro se había vuelto lívido.

La mirada afilada de Ayşe se posó sobre ella de inmediato.

-¿Por qué te pones nerviosa, Binay?-preguntó en un tono peligroso, cada palabra impregnada de sospecha.

Binay tragó saliva, sus labios temblaron.

-Mi Sultana... yo... no es nada-susurró, bajando la mirada, intentando ocultar su agitación.

Pero Ayşe no era una mujer ingenua. Sabía reconocer la culpa cuando la veía.

El silencio se prolongó, cada segundo estirándose como una cuerda a punto de romperse. Finalmente, la Sultana se puso de pie con un movimiento brusco, ignorando el mareo que amenazaba con derribarla. Su respiración era errática, su pecho ardía de ira.

-¡¡Fuiste tú!!-su voz se alzó como un trueno en la habitación- ¡Tú intentaste envenenarme!

Binay dio otro paso atrás, sacudiendo la cabeza con desesperación.

𝙂𝙍𝘼𝙉 𝙎𝙐𝙇𝙏𝘼𝙉𝘼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora