Capítulo 4

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Cuando volví a abrir los ojos era de mañana.
Después de un chequeo del doctor, me informaron que la santa y la princesa ya se habían ido del Marquesado, junto con sirvientes y guardias, pregunté más a Steven pero no me dijo nada, probablemente por ordenes de mi padre.

Los días siguientes seguí en cama, fui visitado por el doctor junto a mi padre cada dia, y en ocaciones venía el doctor junto a mi madrastra .

Hans y Gwen no vinieron a verme.

Por un par de días seguí con comida liviana, té de hierbas analgésicas (muy amargas) y una pomada que debía frotarme en la frente que poseia un olor muy fuerte y desagradable.

Finalmente al atardecer del quinto día el doctor declaró que estaba en perfectas condiciones ¡Al fin ya no debía beber más de ese asqueroso té!
Padre volvió a mi habitación después de varios minutos en que se fue junto al doctor, cuando llegó le pidió a Steven que se retirara.

Una vez solos, noté que mi padre estaba muy serio, y una vez que deje de escuchar los pasos de Steven me senté en la cama,  entonces…

Sentí un fuerte dolor en la mejilla izquierda, inconscientemente me la toque con mi mano, y miré al hombre que era mi padre.

—¡¿No te cansas de decepcionarme verdad?! –declaró con furia— ¡No sabes los problemas que les has causado a esta familia! ¿cómo pagaré esta deuda con la familia real? ¿Con el ducado Kigston?
—…
—Ja claro no lo sabes - hizo una mueca- La santa es hija del Duque, estoy en deuda con él ahora, quien sabe lo que me pedirá, ¡lo que pedirá su majestad! ¡Solo por tu estupidez! —me sujetó del cuello de mi ropa y me lanzó al suelo.
—Ahg
—Me has hecho gastar tanto dinero para ocultar los rumores—declaró—¡Además Hans y Gwen! –sus dientes rechiñaron.

Me arrodillé en el piso

—También le arruinas la felicidad a mis hijos, no tuve más opción que sacrificar a su perro.

—¿Qué?
—Lo conseguiste ¿si no tenías una mascota nadie lo tendría verdad?
—no –musité y me levante— ¿por qué? ¡no debías hacerlo! – grité sin pensar.

Otra bofetada.

—Obviamente debía hacerlo para guardar las apariencias, ¡no tenía más opción! ¡Por tu culpa!

Se dio media vuelta y se dirigió a la puerta.

—No comerás con mi familia en un mes, tus lecciones también se reanudaran en un mes. Más te vale no salir de esta habitación.

—Pero  pa-
— ¡Es Marquez!
—¿Eh?
—Cuando estemos solos llamame Marquez. No saldrás de aquí, no recibiras visitas, sólo de tu sirviente y tu madrastra si lo desea, a pesar de todo Hellen esta preocupada por ti, ¿a cuantos más piensas dañar? —inquirió sin esperar respuesta, y se retiró.

Con la habitación en silencio solo  pude volver a sentarme en la cama.

Me acaricié una vez más mi mejilla, una sonrisa torcida se me escapó.

—¿Preocupada? Si claro, ¿preocupada igual que tú? Ja Qué buen actor, un detalle que no sabia…

Volví a acostarme en la cama, repose mi brazo en mis ojos.

No pude evitar derramar unas lágrimas por Momo, era un buen perro, era joven y alegre, ahora está muerto, por una estupidez.
Seguramente Gwen me odia aún más, todos.

No sé cuanto tiempo estuve así, pero finalmente me sequé las lágrimas.

Desde que llegué a este mundo pensé que debia aguantar hasta que Hans conociera a la santa, y que para ese entonces Hans me apoyaría o al menos me ayudaría una vez que fuera echado de la mansión, si ocurría lo de la novela original que la protagonista Christelle leyó.

Me Convertí En El Hermano Desdichado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora