Capítulo 16: Ves ese te, ese te es tu final

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- Como ordene, Sultana- asintió con la cabeza 

- Fatma ¿Cómo se toma las hierbas?- pregunté y ella me sonrió

- En forma de té y las pide en la cocina donde las tienen y las preparan con su sirvienta Ayse Hatun- Se toma el té en un hora

- Muy bien- exclamé- Hatice, coje las hierbas esterilizantes de urgencia y ves a cambiarlas. Cuando vayan a prepararle el té, le hará un te esterilizante

- Que plan más brillante, mi Sultana- me alago Cihanger Aga

- No me agas la pelota, Cihanger- sonreí- Haremos una cosa, cunado tome el té iremos a sus aposentos

"Esto lo iba a disfrutar" pensé

- Mi Sultana- exclamó mientras yo entraba a sus aposentos y ella estaba a punto de tomar su su te

- Ah, no, continua, no quiero molestarte- le dije mientras me sentaba a su lado y cojia en brazos 

- Claro- respondió para posteriormente tomar un trago de ese te

- Recuerda, querida- hablé sonriendo- Pudiste evitarlo pero olvidaste tu lugar

- ¿A que se refiere, Sultana?- su sonrisa se había desvanecido totalmente

- A tu final, mi querida- le sonreí maléficamente- Ve ese te, ese te es tu final. Te doy un pista, hará todo lo contario de lo que deseas

- ¡No! ¡Allah, no! ¡Por favor, Sultana, no! ¡No!- comenzó a gritar desgarradoramente lo que a la vez que lo disfruté, me partió el corazón ver a una mujer tan joven perdiendo así lo único que tenía en parte más posibilidades de hacerla poderosa. Entrege a mi amado hermano a Ayse Hatun que se había acercado para dar consuelo a su Sultana. Entonces Hurrem  soltó el gritó más escalofriante posible- ¡No! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! 

El te estaba en el suelo junto a Hurrem que gritaba desesperada con llantos desconsolados

- ¡Nos es justo!- En ese preciso momento la vi como lo que era, una víctima de este sistema, una adolecente a la cuál le habían arrebatado la joventud e inocencia, alguien que había aceptado su destino y quería llegar a los más alto con su mayor tesoro: su hijo

- En este palacio no existe la justicia- recordé pensando en Iskender

- Pensaba que usted lo era- susurró ya más calmada pero muy alterada

En ese momento sentí como si me cayera el mundo encima, yo me consideraba justa ¿Pero había sido realmente justa con mi sentencia con Hurrem?

- Me llevó a Bayaceto hasta que te calmes de todo, querida-dije en un suspiró frío

Ella se levantó y asintió con la cabeza entendiendo

Cuando fui a los aposentos de la valide mi madre seguía sin volver de hacer gestiones de el harén

- Bayaceto, mi pequeño- exclamé teniendolo en brazos mientras me sentaba

- ¿Sultana?- habló Sha

- Ponlo en la cama de mi madre- ordene y besé la cabeza de Bayaceto antes de entregarselo a Sha que lo puso encima de esa cama que quedaba perfectamente a la vista desde mi asiento

Pero de pronto el mundo comenzó a dar vueltas en mi cabeza, una a otra vez hasta que todo se volvió negro

- ¡Sultana! 

- ¡Hija!

- ¡Hija!

- ¡Prima!

- ¡Querida!

- Esta embarazada, mi Sultana

¿Qué demonios eran esas voces?

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La Sultana KösemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora