Los amplios pasillos parecían crear enormes sombras de las cuales Roxanne huía, ella estaba harta de las inmensas esculturas de mármol que le generaban pesadillas cada que visitaba el museo, veía a las personas pasar y observar por un par de minutos las obras que se presentaban en las paredes, ella pensaba que simplemente simulaban darle un entendimiento pero sin darle un verdadero significado, danzaba en silencio dejando que los colores que se plasmaban en los lienzos crearan diferentes melodías en su cabeza, posando y paseando tal como se apreciaba en los cuadros.
Los guardias de seguridad tenían tanta familiaridad con la veinteañera que no la veían más como un peligro, sabían del inmenso amor que ella tenia a las pinturas, por lo que se limitaban a reír en cuanto hacia un comentario entusiasta referente al cuadro que hubiera captado su sentir en ese día.
De todos los mundos que colgaban en esas paredes había uno en particular que robaba los suspiros de la soñadora, Gustav Klimt pudo conseguir atrapar en su lienzo el anhelo más grande de Roxanne, estar enamorada; y es que no solo era el sentimiento que le transmitía la pintura, era ella siendo la protagonista, sus rizos rojizos que aunque no eran de un color natural eran algo característico de la joven, la piel marfil y las mejillas sonrosadas, usadas como un accesorio solo para dar sentido a la representación de la chica.
Un día como cualquier otro, estando tan ensimismada viendo a Van Gogh no se percató de la extraña presencia de un chico, nadie parecía notarlo, ni los guardias, ni las cámaras de seguridad, era como si una ligera brisa de aire paseara cerca de Roxanne y no fue hasta que se encontró frente a frente con él que la brisa paró, extrañamente la iluminación también lo hizo, dejando que la luz de la luna los bañara, en el aire se apreciaba el exquisito olor de café recién preparado y mantequilla derretida, abrió bien los ojos sin poder creer lo que pasaba a su alrededor.
Roxanne ya no se encontraba en el museo que tanto amaba, estaba a espaldas de el Café Terrace, sí, el mismo que minutos atrás se encontraba mirando en la pintura, el mismo que Vincent Van Gogh había plasmado en "Cafe Terrace at Night" y fue ahí que el misterioso chico habló por primera vez pero para la joven parecía que había escuchado antes aquellas notas que iban saliendo de los labios ajenos.
— Hola, soy Paris, me preguntaba cuando te vería por fin.
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Arte al tiempo.
AventuraLa mayor pasión de Roxanne es el arte, hasta que un día conoce a Paris un chico que hará de sus visitas al museo una carrera contra el tiempo, descubriendo los colores desde dentro de las grandes ideas de los pintores.